Felizmente soy mujer, porque me amo a mí misma y porque formar parte de un colectivo humano históricamente dominado.
No quisiera que lo que escribo en estas líneas pareciera una defensa gremial, mujeres con mujeres, retazos del feminismo militante. Este debate no es un debate sobre la mujer, sino sobre la democracia, y aunque seamos mayoritariamente las mujeres las que levantemos la bandera, el problema o damos la batalla, la solución nos atañe a todos. Es una cuestión social. De mujeres conscientes y de hombres justos. Es decir, de personas comprometidas con los valores fundamentales.
En este sentido, mi defensa de la ley contra la violencia de género, y la rotunda convicción de que hay que mantener tanto la discriminación positiva, como el concepto usado, no nacen ni de la condición biológica que me define ni de la posición ideológica que, respecto de la paridad, he defendido siempre.
MÁS ALLÁ de nuestra condición sexual, todos, comprometidos o no, tenemos un problema gravísimo. el maltrato es la primera causa de muerte en algunas franjas de edad femeninas. Lacra social transversal, puede atacar a mujeres ilustradas y a analfabetas, a ricas y a pobres, a emancipadas o a mujeres que nunca se han movido de casa. Es, hoy por hoy, el problema social más serio que tenemos en nuestra sociedad, sólo equiparable a la muerte en las carreteras y al terrorismo. De hecho, sin duda, es una forma de terrorismo.
¿Por qué la defensa de la discriminación positiva y el mantenimiento del concepto de violencia de género? Desde mi perspectiva, es la única posición realmente comprometida para luchar contra esta lacra. No se puede tratar a la violencia de género como una violencia más, como la suma de desgraciadas agresiones individuales, porque el tema es histórico, colectivo y cultural. Lo que tenemos enfrente es el paradigma cultural del dominio que, durante siglos, ha marcado las pautas sociales y las relaciones humanas. La agresión de una mujer contra un hombre se circunscribe en el concepto de violencia individual, y como tal tiene que ser tipificado y castigado. Pero la violencia contra las mujeres es un hecho social, plenamente insertado en una concepción de dominio y poder.
La maté porqué era mía no ha sido sólo un desgraciado lema populachero, sino el titular estridente de toda la literatura histórica que ha confundido amor con poder y que, incluso, ha poetizado la muerte. En tiempos no demasiado lejanos, ¿no estuvimos encantados con el bofetón que un ofendido Glenn Ford daba sonoramente a una perversa Rita Hayworth?
Hoy ya sabemos que no era un amante ofendido, sino un delincuente. Y hoy sabemos también que Gilda puede hacer lo que quiera con su guante, porque para ello es su guante, su cuerpo y su vida.
NO NOS enfrentamos ante un drama individual, ni ante un exceso privado de violencia. No es una violencia ni espontánea ni aleatoria, ni transferible. Por supuesto, nadie está exento de ser violento, hombre o mujer. Pero a diferencia de la violencia contra los hombres, lo que padecen las mujeres como colectivo, la violencia que tiñe de sangre las más cruentas estadísticas, y tiñe de horror la vida de tantas, todo ello nace en el interior mismo de nuestra cultura global, forma parte de lo que hemos mamado, enseñado, aprendido y probablemente mal digerido. O digerido para mal. Por ello hay que tratar el tema de forma específica y de forma femenina, porque late, debajo de la tragedia, la cuestión femenina.
O asumimos críticamente los monstruos que habitan en el interior de nuestra cultura patriarcal, superada en las leyes pero no en el paradigma social, o no resolveremos el problema. Sin tapujos: es violencia de género. Ha nacido del dominio de un género sobre el otro, de la cultura que lo sustentó y de la mala literatura que lo glorificó. Para superarlo hay que tratarlo como lo que es y discriminar a favor de la víctima, sin falsas equidades de sectores ultramontanos que, con tanto prurito igualitario, hacen buena la terrible máxima: todos somos iguales, pero unos más iguales que otros. Sobre todo en el maltrato.
La cifra de víctimas mortales de la llamada violencia de género no se ha reducido con la correspondiente Ley Integral. Más aún, el año 2006 está alcanzando un récord sobre el que los responsables de los observatorios para vigilar su aplicación (hay varios, con numerosos consejeros y presupuestos) parece que optan por el silencio. La Ley nació con un amplísimo apoyo parlamentario porque nadie discrepa de sus fines, pero la previa campaña política y mediática, reclamando adhesiones incondicionales a la iniciativa, abortó cualquier observación al proyecto. La denuncia de una deficiencia o exceso voluntarista habría convertido a su autor en despreciable machista. Sería un milagro que una Ley tan ambiciosa, extensa y prolija no mereciera algunas críticas en las diversas materias que contempla, pero estas líneas sólo se ciñen a su regulación penal y, particularmente, a la necesidad de interpretarla conforme a las exigencias de la Constitución, respetar el dogma de la libre valoración de la prueba y atender a la culpabilidad como límite de la penalidad. La esencia del derecho penal no puede ser sacrificada para resolver problemas que hunden sus raíces en concepciones sociales muy profundas fuera y dentro de la esfera íntima de las personas.
Cuando la juez decana de Barcelona recordó el derecho fundamental a la presunción de inocencia y alertó sobre el riesgo de las denuncias falsas y el abuso de las medidas provisionales, las feministas radicales —que también existen— se dirigieron indignadas al Consejo General del Poder Judicial para que sancionara disciplinariamente a la réproba. Y lo mismo ocurre si un juez niega en su sentencia la acreditación de los hechos denunciados. Quiere decirse que la propia función judicial ha de enfrentarse a la disparatada pretensión —supuestamente progresista— de convertir en dogma la declaración de toda mujer que se autoproclame víctima. Hay colectivos militantes para los que cuestionar la veracidad de las denuncias merecería la rápida lapidación del indigno profesional.
Tampoco es de recibo dar carta legal de naturaleza a la discriminación que transforma en delito para el varón determinadas conductas que para la mujer siguen siendo faltas o quedan impunes. Ni los pecados de los padres se transmiten a los hijos hasta el fin de los tiempos, ni es correcto penalizar en exceso hechos de escasa entidad que no rompen necesariamente la relación en pareja, ni es buena la intromisión de terceros en este ámbito, ni resulta prudente animar a la mujer para que denuncie “a la primera”, ofreciéndole acusación particular y gratuita, e informándola de que muy probablemente el varón deberá abandonar de inmediato la casa común. La criminalización de las amenazas o injurias leves —¡leves!— del varón a su pareja, y no a la inversa, es una espada de Damocles contraproducente para una relación con vocación de permanencia.
Nunca habrá policía suficiente para garantizar la ejecución de las órdenes de alejamiento. Y, en todo caso, quien decide matar a una mujer no dejará de hacerlo por miedo a quebrantar aquella cautela. Eso, si es que el suicidio no entra ya en los planes del homicida. Convendría meditar un poco sobre los aciertos y desaciertos en las previsiones penales de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Algo se ha hecho mal cuando la Memoria de la Fiscalía General del Estado, presentada en el acto de apertura de Tribunales, revela que de las 47 mujeres muertas se ha pasado a 73 en el 2006. Esto va más allá de la simple inoperancia.
Señora Raola:
Creo que ha quedado suficiente contestada con el artículo anterior. Creo firmemente que esa ofuscación en persistir en esa actitud a la vista de los resultados de esta mala ley es de darse contra un muro.
Las consecuencias negativas en cuanto a denuncias falsas por muchos intereses que mueven a muchas mujeres, y falta de respuesta de Justicia española a esta lacra, se verán más adelante.
Por otra parte, con el lema victimista de la pobre mujer, siempre dominada por el machismo, hemos pasado a una posición de Hembrismo que está provocando mucho mal que bien.
Ese feminismo en España apesta ya.
Ninguna discriminación es positiva, la ley debe ser igual para todos, no mata el machismo ni un colectivo, mata una persona de forma individual, las muertes no son por genero, sino por alcohol, drogas, celos, injusticias, problemas mentales.
La ley de violencia de genero es sexista, criminal, discriminadora, degenerada, tras la que se mueven muchos intereses en subvenciones ...
La violencia de genero no es uno de los problemas principales de este pais, por ejemplo los 1000 hombres muertos en accidentes de trabajo son mas importantes o los 300 suicidados por la violencia juridico-domestica-feminista.
Raola creo que vive de la industria del maltrato y sacará tajada de las inmensas subvenciones que reciben del gobierno
Lo que apesta es el odio al disidente. Feísimo vicio español.
Sin ánimo de pronunciarme a favor de un enfoque u otro, ¿sería demasiado pedir a los foristas que no pierdan el respeto a quien piensa de forma diferente?
EL escrito que muestra usted raola es de Pilar Rahola (Con h intercalada) creo que publicado en un periódico de barcelona a mitad del mes de Septiembre. Supongo, es más tengo la seguridad, de que no es usted la misma en cuyo caso debiera advertir al foro del autor del escrito y no mostrarlo como propio aunque asuma su contenido.
De todas formas creo que es suficientemente conocido el pensamiento y forma de sustento de la señora Pilar Rahola. Siendo así sorprende menos.
El articulo se llama "Violencia contra el terciopelo", fue publicado por primera vez en El Periodico de Catalunya, si no me equivoco, a primeros de julio del 2004.
Sea la autora del mismo quien nos ha "deleitado" con él otra vez o sea otra persona, os digo que como mujer maltratada podría dar soluciones más cavales a todos los que se ven inmersos en la voragine del maltrato domestico, fueran hombres o mujeres. Y seguramente la mayoría de los consejos pasarían por no echar más leña al fuego con estos articulos tan sexistas y descalificaciones de mujeres hacía hombres y biceversa.
Antes de hacer nada solo hay que pensar en los menores y actuar de la manera más propicia para ellos, seguro que si ellos son felices nosotr@s tambien lo seremos.
FIRMADO: ex-esposa, ex-maltrada y actualmente madre feliz
Cualquier tipo de discriminación positiva o negativa no deja de ser discriminación y por tanto indeseable.
De hecho la descriminación positiva denigra mucho más a la mujer que el establecimiento de unas condiciones de igualdad, ya que, en los casos de discrimación positiva se está admitiendo que la mujer es inferior y por eso se la favorece.
Y hasta que, señoras y señores, no admitamos que una mujer o un hombre que maltrata han de ser medidos con el mismo rasero, no estaremos llegando a un entendimiento.
La ley de violencia de género sería una buena solución si se aplicara tal y como su nombre indica, contra la violencia de género, sea hombre o mujer el maltratador, pero mientras siga siento la Ley de violencia contra la mujer se estará cometiendo injusticias.
Y señora Raola, me parece, como mínimo curioso, el autobombo que se está dando en este foro, sinceramente, y sin ánimo de descalificar ni insultar, búsquese un "hobbit" (sí, sí un hobbit).
Señora Raola, usted miente y argumenta sobre mentiras.
Dice, por ejemplo, que "el maltrato es la primera causa de muerte en algunas franjas de edad femeninas". ¿Cómo se puede decir semejante estupidez?
Creo que piensa que a fuerza de repetir una mentira se acaba convirtiendo en verdad. O al o mejor es que a usted se la han repetido tantas veces que ha acabado creyéndosela.
Su discuro es patético y retrógado. La sociedad actual no es como usted la pinta.
Raola, soy mujer como Vd. y la discriminación por razón de sexo me parece inconstitucional, un atentado contra el art. 14 de nuestra carta magna. Y lo más gracioso de todo el marketing que gira alrededor de la ley de violencia de género, es que es una gran mentira. Mire, el problema del maltrato no es un problema jurídico, es humano. No se va a erradicar jamás, siempre existirán tarados y personas que los apoyen, y siempre habrá víctimas y verdugos porque habrá personas buenas y malas. Sin embargo, la función de la ley es castigar e impedir con la amenaza del castigo que alguien cometa una actuación tipificada como delito. En el caso de los malos tratos, en nuestro código penal, existen agravantes de la pena, eximentes y atenuantes, y una figura denominada circunstancia mixta de parentesco, que puede funcionar como agravante en determinados casos. Con todo ello, le digo que ya existían los mecanismos jurídicos para castigar los malos tratos, y si la pena no era suficientemente grave, bastaba aumentarla. Y tal y como estaba, era aplicable a cualquier persona, a cualquiera sin discriminar a nadie. Por ello, la ley de violencia de género, es una asquerosa ley a la carta, violando preceptos constitucionales con una desfachatez que sólo pone de manifiesto la incompetencia jurídica de quienes participaron en su redacción y puesta en funcionamiento, además de la inmoralidad que va inherente a todo el proceso, es innecesaria, dictatorial e injusta, como injusta es la violación de la presunción de inocencia en todos esos procedimientos (que a mi lel discursito feminista de Rahola me trae al pairo porque no pisa los juzgados a diario como hacemos muchos), y la condena sistemática de los hombres por haber cometido el delito de nacer varones.
Los maltratadores a la cárcel, los inocentes en la calle, y bajo ningún concepto vale más un inocente en la cárcel que un culpable suelto. Que trabajen más los funcionarios que imparten Justicia, y seguro que las cosas mejoran bastante.
Raola:
Durante siglos existe que los hijos tienen dependencia emocional, económica, social, jurídica, educacional, etc. total de sus progenitores, están sometidos a la supremacía física, sicológica, económica, social, etc de sus progenitores y de los adultos en general...
Y claro que existen malos tratos hacia ellos por parte de sus progenitores fundamentalmente (por negligencias, físicos, emocionales, etc) unos con consecuencias de muerte y otros con taras físicas y sicológicas más o menos perdurables, además sufren maltrato social e institucional.
Si es necesaria una ley de violencia de "genero" específica para las mujeres por su supuesta menor fuerza física y su supuesta mayor dependencia emocional, económica, etc. del varón, sería lógico promover con más razón una ley de violencia a la infancia por su clara menor fuerza física, dependencia de todo tipo, además es sabido que quien infringe maltrato mayoritariamente es la madre, por tanto ella sería la persona a tener sobre ojo, a culpabilizar y poner en tela de juicio su inocencia en todo caso..., seguro que habrá madres que no maltratan, pero y si lo hacen y nadie lo sabe... por tanto medidas preventivas.
Claro que esa ley, de seguir la mecánica de la de "género" perjudicaría fundamentalmente a quienes más los maltratan (aprox. 2/3 las madres) y pondría un arma en poder de la otra parte, que con sólo decir, sin pruebas, la madre maltrata al hijo, esta sería detenida, apartada del hijo, de la casa, sin opción a la custodia monoparenbtal ni compartida, etc.
La verdad que me suena a barbaridad... se dejaría en indefensión a las madres, sería una situación claramente inconstitucional, y abusiva, etc.
No me gusta este nuevo guión, tampoco el otro, por similar, aunque menos justificado el viejo.
raola, dices:
"La agresión de una mujer contra un hombre se circunscribe en el concepto de violencia individual, y como tal tiene que ser tipificado y castigado. Pero la violencia contra las mujeres es un hecho social, plenamente insertado en una concepción de dominio y poder."
"...es una forma de terrorismo"(la violencia a la mujer.
Y si se dice:
La agresión entre adultos de cualquier sexo se circunscribe en el concepto de violencia individual y potencialmente justiciable a instancias del agredido, y como tal tiene que ser tipificado y castigado. Pero la violencia contra los menores es un hecho social, plenamente insertado en una concepción de dominio y poder, de desahogo de frustraciones contra quien con toda certeza no sabe ni puede defenderse ni promover justicia..."
¿no es cierto con más razón esto último? entonces debiera crearse una ley al respecto y darle mas medios que a la que defiende ¿no?
En realidad con todos mis respetos, el discurso carece de contenido, mucho ruido y pocas nueces, mucha verborrea barata para justificar lo injustificable, la discriminación por razón de sexo.
Particularmente las argumentaciones que se utilizan, me suenan más a que recitan un "credo de género" de forma obsesiva para entrar en una especie de trance, mas que a argumentaciones racionales que sean capaces de defender frente a otras opiniones. De ahí su interés en anular las voces disidentes en los medios y en todo lugar.
Se ve que raola no sabe si debiera tambien hacerse una ley contra la violencia a la infancia, a los ancianos, a los discapacitados, incluso una más específica para las mujeres de peso menor de 60Kg y con hábitos sedentarios maltratadas por hombres de más de 85 Kg y que van al gimnasio...
Creo que realmente son de la opinión que ellas y dios son mayoría suficiente, como dijo alguien hace ya tiempo...
noloentiendo, no creo que sea entendible la necesidad de esa ley "pro género" aprovechando desgracias lamentables, y me parece significativo que pretendan dar otra vuelta de tuerca queriendo evidenciar que la violencia a la mujer es organizada..., una forma de terrorismo... al final dejarán evidente que la violencia institucional y mediática y la individual que inducen y ejercen para "evitar la violencia de género" sí es organizada... y eso puede ser delito.
No se trata de la ley de violencia de genero, anticonstitucional donde las haya, se trata de las consecuencias causadas por el aprovechamiento masivo de tantas mujeres y abogados sin escrupulos que hacen su mal uso, entiendo que toda violencia contra la mujer ha de ser castigada, pero tambien debe de entender usted, que toda violencia contra el hombre, ha de ser igualmente castigada, ¿no cree? si usted no cree esto que digo, pues apague y vamonos, usted lo que quiere es un trato de favor hacia las mujeres, condenando a hombres a penas que siendo el mismo delito, cometido por la mujer, sea menos condena ¿no? Pues me parece que se equivoca, como bien dice usted, la violencia de genero, ha de ser de genero, y no violencia contra la mujer, que es para lo que se ha creado la famosa ley 1/2004, y no para la violencia de genero.
Porque genero, creo yo, y espero no equivocarme, debe de hacer alusion a ambos sexos, y por lo tanto, no deberia de discriminar al hombre, como es el caso de esa estupenda ley, mire en toda su extension dicha ley y digame donde se menciona a la agresion de la mujer al hombre, le recuerdo que genero son ambos sexos.
Toda esta macabra ley, esta dando a lugar a que muchas mujeres, y como dije antes, y muchos abogados sin escrupulos, hagan un mal uso de ella, realizando denuncias falsas, y le pregunto yo a usted ¿realizar una denuncia falsa no es un maltrato a una persona? lease bien los articulados referentes a las medidas de proteccion a la supuesta victima, y piense por un momento en las consecuencias que acarrean al supuesto agresor, no, no lo piense, ya se lo digo yo: MALTRATO, lo puedo decir mas alto pero mas claro no.
Mire usted a todos esos varones que estan siendo apartados de sus hijos, de su casa, viviendo en la mendicidad por no tener dinero para vivir, por estar pagando una manutencion y un piso de alquiler.
Señoras mias, si tienen tantas ayudas sociales, como viviendas y centros de acogidas para mujeres maltratadas, si realmente se sienten maltratadas, lo que menos querran es permanecer en el lugar donde se produjeron los hechos, porque les puede venir a la memoria malos recuerdos ¿no?
Si realmente se sienten maltratadas por la sociedad en el ambito laboral, y no tienen recursos economicos ¿por que no le dicen a esas administraciones que les faciliten un trabajo? Si realmente quieren trabajar, pues trabajen, pero claro, lo facil es decir, que coño!!! que me mantenga él, la casa para mi, los hijos para mi, todo para mi.
Desgraciadamente es usted una mujer infeliz y con ciertos aires de venganza hacia el genero masculino, si usted tiene un hijo el dia de mañana y le denuncian falsamente por un supuesto de maltrato, y a usted, si a usted, le quitan a sus nietos, ve como su hijo se hunde en la miseria, viendose obligado a volver a su casa con 40 y picos de años, sin un duro en la cartera y trabajando como un cabron para poder pasar la manutencion a sus hijos, porque sino denuncia al canto por no pagar, para poder pagar la hipoteca de un piso que no disfruta con sus hijos, para... en fin, hundido psicologicamente por una gracia de su ex-nuera, por no poder ver a sus hijos mas que unas horas a la semana y no poder disfrutar el dia a dia con ellos.
Bueno, usted me dira cuando en su familia caiga una desgracia como esa, ya me contara usted a mi, si sigue pensando en que dicha ley esta bien, ja ja ja, me rio de usted y de todas esas "feministas radicales" que piensan que no les pasara a ellas, ya veremos con el tiempo.