Bueno, la fianza son 3.300 €, se tramita por un verbal, y en el peor de los casos las costas, si perdemos, serán de 1.100 €. Siempre más IVA. Merece la pena arriesgarse y no voy a contradecir a Leonjbr cuando apoya la reclamación, porque ha fundado bien sus razones.
Pero... ¿y si perdemos? es más ¿y si nos exigen el cumplimiento del contrato, y ahí también perdemos? Cuestión a valorar.
Porque yo he leído el texto que transcribe el consultante, y veo dos cosas que no me gustan, que no se menciona para nada el uso previsto, y que se afirma que el arrendatario conoce las características y condiciones del local.
Alquilé un local comercial y cuando fui a dar de alta el agua en EMASESA me dicen que el certificado de instalación interior de agua para batería o toma de batería es muy antiguo y que tenemos que llevar uno nuevo que me lo haga un fontanero, ¿de esto quién se encarga, el propietario o el inquilino?
Por otro lado, al dar de alta la luz, también me comentan que a lo mejor existe una avería en el punto de suministro ya que está dada de alta pero seguimos sin tener luz, ¿de esto quién se encarga también?
Por último, la persiana metálica tiene motor y no me comenta que no aparece el mando y no sabemos si funciona, ¿eso lo tiene que reparar el propietario o inquilino?
Mil gracias, lo acabo de alquilar y tengo esas dudas y quiero resolverlas antes de hablar con el propietario.
El suministro de agua es esencial, y su falta supone que el bien alquilado no es apto para el fin convenido: pero el dueño cumple con su obligación si llega agua hasta el contador, a partir de ahí, adaptar el local al destino que se busque es cosa del inquilino, si el contrato no dice otra cosa.
La luz: el que le alquila un local a usted cumple con su obligación si llega luz al contador: las reformas o reparaciones de la instalación a partir de ahí son cosa del inquilino, salvo que el contrato diga otra cosa.
La persiana metálica: si se incluye en el contrato (por ejemplo: -"...local dotado de persiana motorizada...", lo paga el dueño: si no, el inquilino.
Los locales se alquilan, en general, en bruto, porque el dueño ni sabe ni tiene por qué saber que instalaciones o qué escaparates, o fachada, o plan de distribución de electricidad, va a querer cada uno de los sucesivos inquilinos que pasen por allí.