Hola primeramente saludar a todo el foro y en segundo lugar pedir perdón si el tema no va aquí, pero realmente no sabia donde ponerlo, os explico mi situación...
Hace como 1 mes mi novia y yo compramos un piso en el que no vivimos por que lo estamos arreglando, así que vivimos en otro de alquiler mientras se termina la obra que sera para finales de noviembre.
El tema es que por temas que no vienen a cuento, creo que mi novia dejo de sentir algo por mi y creo que mantiene otra relación a escondidas, y creo que lo que esta esperando es terminar la obra del piso, para después quedarse el con el, pero no quiero que eso pase si nos separamos el piso se venderá, por que ya llevo muchas horas trabajando en el como para que ahora lo disfrute ella con el otro.
Pero si ella se lo quiere quedar y yo lo quiero vender, ¿cual seria la posible solución legal para esto, es decir un juez me podría obligar a vendérselo?, ¿ella se podría instalar en el piso nuevo cambiando la cerradura para que yo no entre en el y no podría hacer nada, pro que si tiro la puerta abajo me puedo meter en un buen lío no?
si llegara el caso de que se instala allí yo tendría que seguir pagando la hipoteca religiosamente, pro que si no lo perdería todo vera?
En mi opinión, debería aclarar las cosas con su novia.
Si por alguna parte no hay intención de continuar la relación, lo mejor -a mi juicio- sería que una parte abonara a la otra lo aportado hasta el momento y se quedara con el piso y su hipoteca.
Si no es posible llegar a un acuerdo, cualquiera de los dos puede instar un procedimiento judicial para resolverlo, nadie está obligado a permanecer en un proindiviso..
Esas otras ideas sobre cambiar ella la cerradura o usted tirar la puerta abajo, no, ninguna de las dos.
Coincido con Katia. Si la relación no funciona y uno de los dos se va a quedar el piso, no tienen necesidad de esperar a que termine la obra para negociar qué van a hacer con él.
Para tomar decisiones en este asunto, es necesario tener en cuenta que quien se quiera quedar con el piso deberá asumir la hipoteca en solitario (o con una nueva pareja) y pagar la mitad de lo que se ha invertido hasta ese momento en el piso. Si ninguno de los dos tiene capacidad económica para esto, aunque quieran quedarse el piso, no van a tener más remedio que venderlo y cancelar la hipoteca.