Un taller de reparación de motos fundamenta su negocio en el uso particular de la vía publica, esto es; no tiene espacio en su local para tener y reparar simultáneamente todas las motos de sus clientes. Por lo tanto, en horas de trabajo saca las motos a la vía publica y va poco a poco reparando alguna, una vez reparada, nuevamente la saca a la vía publica y hace entrega de la misma a su cliente, repito, en la vía publica. Fuera de las horas de trabajo, vuelve a meter en su local las motos. Esto es para evitar robo de motos en la vía publica. En la hipótesis que no pudiera usar la vía publica para desalojar a las horas de trabajo las motos de su local, no podría mantener la actividad.
Su rutina es la siguiente: Aunque abre el negocio a las 08,00, envía a un empleado a las 07,30 a que ponga motos en los huecos de aparcamiento libres y más próximos a su local. Las 07,30 es una hora crítica toda vez que los vecinos salen a su trabajo y aun no han llegado los operarios y demás ciudadanos que trabajan en empresas próximas y buscan plaza de aparcamiento, por lo que tiene a disposición plazas de aparcamiento bastantes como para sacar y aparcar las más de 40 motos de su taller. Cuando el resto de ciudadanos llega a las inmediaciones, no encuentra plaza de aparcamiento.
A las 14,00 horas cierra para comer. Al ser de día y poco tiempo, pues vuelve a abrir a las 14,00, en evitación de robos, pone una cadena desde la primera moto a la última llevándola entre las ruedas de atrás. Esto para cada grupo de motos juntas, pues si no tiene espacio bastante en la misma línea de aparcamiento, las pone donde puede (A veces tiene las 4 esquinas atestadas de motos) y tiene que poner más cadenas.
A las 16,00 horas abre y sigue con su rutina hasta las 20,00 horas, que cierra y mete todas las motos en su local excepto media docena de “esqueletos” de motos que nunca le robarán y que las deja cerca de la entrada de su taller para que junto al contenedor de basura, pueda mantener libre el espacio de su puerta sin que nadie aparque. No dispone de vado oficial y con esta argucia mantiene libre la entrada a su local. Lo razonable sería que llevara a desguace los 6 u 8 “esqueletos” de motos y contratara un vado para asegurar la entrada disponible sin que nadie aparcara. Este es otro dato para pensar que fundamenta la explotación de su negocio en el uso particular de la vía publica.
El uso particular de la vía publica produce distintos inconvenientes a la ciudadanía, como son:
a).- Uso indebido de plazas de aparcamiento, pertenecientes a la ciudadanía en general.
Nota al respecto: El hecho que las motos que saca y aparca en la vía pública, pague el impuesto de circulación, nunca es óbice para “defender” el hecho de aparcarlas fuera del local con derecho, toda vez que su cliente entrega la moto al taller para su reparación y custodia, no la entrega para dejarla fuera de su local. Este hecho en general, lo desconocen sus clientes. Aquí el hecho que se cuestiona no es si la moto tiene autorización o no para aparcarse en la vía pública, sino el negocio que el taller tiene fundamentado en el uso de la vía pública.
b).- Razones estéticas. El aspecto deplorable que ofrece el barrio y en concreto la zona donde está ubicado el taller, desdice del entorno y crea confusión a los viandantes y vecinos.
c).- Razones de salubridad. El servicio de limpieza municipal, tiene horario incompatible con las motos aparcadas. Siempre llega a limpiar cuando están aparcadas todas las motos y no pueden hacer la limpieza oportuna, de tal forma que el fin de semana, aun cuando no hay motos y tampoco servicio de limpieza la basura acumulada durante la semana obtura alcantarillas y acumula basura indeseada.