Para concienciar a los que todavía no estén concienciados, sobre la necesidad de denunciar, y de ayudar a los que denuncian con testimonios, etc. de lo ocurrido, porque además de perjudicar a las personas en inferior posición económica, véa...se arrendados, y defraudar al Estado, hacen competencia desleal y quitan cada año miles de millones de euros a pensiones pequeñas y hostales que sí cumplen la Ley registrando y anunciando debidamente su establecimiento, a los bares, restaurantes, y hostelería y turismo en general, el sector más importante de Galicia, y por lo tanto al país, por su actitud incívica y avariciosa!!!:
http://www.elcorreogallego.es/galicia/ecg/descontrola-oferta-casas-pisos-particulares-ofrecidos-falsos-hoteles-autorizacion/idEdicion-2011-08-11/idNoticia-692840/
SE PUEDE DENUNCIAR UN ALQUILER ILEGAL SIN CONTRATO? Y RECUPERAR LA FIANZA QUE PUSIMOS???
Mi pareja y yo vivimos durante un mes en sendas habitaciones alquiladas a una señora con muchos pisos, pero ninguno registrado como pensión. Buscábamos algo para el verano en Santiago de Compostela, ciudad de peregrinaje, algo provisional, no porque fuéramos peregrinos, que no lo somos, porque queríamos empezar a vivir allí, sino porque aún no nos convencían mucho los alquileres que habíamos visto y estábamos detrás de otro piso que seguramente quedaría libre después del verano. La señora, en un principio amable, aunque evidentemente proclive a serlo por el interés de colocarnos el piso, nos facilitó el vivir allí alquilándonos por habitaciones, en vez del piso entero, y haciéndonos un “precio especial”, según ella, que después resultó ser no tan especial.
Nosotros no dijimos que no quisiéramos contrato, en ningún momento nos negamos, pero tampoco lo propusimos, ya que la tía no parecía dispuesta a hacer un contrato por sólo un mes o un par de meses, y porque los caseros, son, al fin y al cabo, los que llevan la voz cantante, y no había nada más barato o de mejor relación calidad-precio. En fin, nos quedamos, pero al poco tiempo surgieron sorpresas.
La señora entraba y salía cuando quería, con cualquier excusa: enseñar alguna de las habitaciones que le quedaban por alquilar, para lo cual no avisaba a nadie, ni llamar por teléfono antes “porque no podía gastar dinero”; ponerse a limpiar como si la cocina y baño fueran suyos, y lo que es peor, decirnos a nosotros cuándo los teníamos que limpiar (y, aunque nosotros éramos y somos bastante limpios, no siempre podíamos tenerlo como qusiéramos, y ella lo quería siempre limpio y ordenado para no dar “mala imagen” a los peregrinos e inquilinos a los que enseñaba constantemente habitaciones); y hasta nuestras propias habitaciones tuvimos que enseñar varias veces, ya que ella “no podía perder dinero”. A la novia de un amigo nuestro que le conseguimos que alquilara una de las habitaciones, que venía como invitada unos pocos días, le llegó a cobrar diez euros por día, sólo porque tenía que pagar “agua, luz y gas”, y, pobrecita, ella perdía constantemente dinero. A una amiga que estuvo en nuestra casa invitada menos de una semana, le montò un número cuando la descubrió, una de aquellas veces que entrò sin avisar, porque no la conocía y porque llevaba consigo un perro que por cierto era mucho menos molesto que ella. Cualquiera que la oyera parecería que nosotros éramos unos derrochadores, y la verdad es que procurábamos gastar lo menos posible, ahorrar energía y reciclábamos la basura y todo. Unos santitos.
Al segundo mes, como no teníamos dinero, ya que sólo uno de nosotros trabaja, y el salario no llegaba para dos personas, dos alquileres no muy caros pero tampoco nada baratos, y habíamos tenido que poner la fianza de un piso entero, una inversión de dinero que no recuperaríamos parcialmente hasta después... como no teníamos dinero, en suma, decidimos, y ya que ella tampoco era transparente y legal declarando sus alquileres, siendo avariciosa, pero, principalmente, por necesidad, porque la verdad es que no podíamos permitírnoslo; decidimos, digo, ocupar los dos una sola habitación, ya que yo también me pasaba casi todo el tiempo en la suya. Le conté que me había salido una beca, y fingí irme de allí. Viví durante un mes clandestinamente en la habitación de mi compañero, encerrándome en ella, asomándome con precaución al pasillo por si estaba ella u otra persona que le pudiera informar, estando ojo avizor y el menor tiempo posible en baño y cocina, sobresaltándome y corriendo a la habitación si oía abrirse la puerta, y en realidad, cualquier otro ruido extraño, haciendo llamadas perdidas desde fuera y esperando a que me abrieran para subir y entrar al piso, y en fin, escondiéndome de todos, incluido el portero. Tensión porque no tardó en aparecer a todas horas por el piso, ella y más gente, y en entrar y salir constantemente gente, peregrinos a los que alquilaba habitaciones sin declarar un solo impuesto, y que convirtieron aquello en un auténtico babel.