Hola a todos. A modo de anécdota os voy a contar lo recientemente sucedido por mí para lo que os pueda servir, incluso recurrí a esta página buscando consejo y ayuda; he aquí el resultado.
Después de haber trabajado 5 años en una agencia de publicidad, y en el marco de la crisis económica que la que tanto se habló en el año 2009, la empresa decide deshacerse de varios trabajores (incluído yo). Para esto alega pérdidas debido a la mencionada crisis y nos aplican despido objetivo indemnizándonos con 20 días por año trabajado. Al principio nuestra idea (los trabajadores afectados) era hacer piña e ir en contra de la empresa por la vía legal ya que si bien había bajado el volumen de trabajo en ciertas áreas, no nos creíamos el cuento de que la empresa estaba mal cuando recientemente el dueño se había comprado un Laguna último modelo y alto de gama, y 2 meses después en diciembre le regaló cestas y vinos a media España. El hecho es que este "señor", muy rodado en estos asuntos y con los medios de asesoría correspondientes, se fue deshaciendo de cada uno de nosotros de forma escalonada, haciendo arreglos particulares a puerta cerrada con cada uno de nosotros y creando un ambiente de zozobra dentro de la empresa en compañía de su "personal de confianza" lanzando rumores y comentarios de que va a ir a la concursal, que si vende la agencia, incluso llegó a plantear que capitalizaramos nuestro paro acumulado para invertirlo en la agencia (para que veais el morro y la desvergüenza, ahí en ese momento de repente sí éramos personal digno de confianza, ¿me entienden?), en fin, estupideces para despistar, y mira que lo logró. Al final todos se echaron para atrás (para demandarlo entre todos) por razones diversas y muy válidas aunque no las comparta, lo cual me dejó solo ante esta situación.
Me asesoro sindicalmente y por medio de varios abogados (no laboristas), entonces llego a la decisión de contratar un abogado que sepa de estos temas e ir en contra de la “empresa”. A todas estas ya el dueño de la agencia me había amenazado (tratando de negociar con él, encima) con que si quería ir por las malas que me iba a dar contra una pared, que estaba (yo) muy mal asesorado, etc., cuando fui yo quien quiso llegar a un acuerdo amistoso que no me obligase recurrir a un abogado, y claro, a él tampoco. Dicho esto, viene el primer paso: tratar de conciliar mediante el SMAC. Honestamente tenía pocas esperanzas (de llegar a un acuerdo) visto lo anterior, pero como es obligatorio pues no quedó más remedio. Efectivamente, la cantidad a ofrecer para dejar hasta allí el tema era tan insultante que mi abogado les dijo que nos veríamos en el juicio.