No creo que lo que expuse el 25/02/2012, tenga nada que ver con los medios económicos de los implicados.
Solo se reduce a cambiar la disposición de las mesas de los abogados en sala y que el cliente se pueda sentar junto a su abogado.
¿Es mucho pedir?.
Por supuesto, la misma solución para ricos y pobres.
Yo coincido en parte con los dos, pero amén de la obviedad de que quien cuenta con más medios tiene una ventaja, el ejemplo de desigualdad más claro lo veo en la cuantía para casación. Un pleito con una cuantía de 600.000 normalmente tendrá litigantes con una capacidad económica relativamente holgada, pues aún para deber esa cantidad hay que tener ciertos medios previamente. De forma que el recurso de casación se configura como un recurso solo al alcance de algunos...
Por lo demás basta estudiar lo que le ha pasado a Alfredo Sáez para ver que no hay igualdad en la justicia, ni en el resto de ámbitos de la sociedad, pues pese a la exigua condena el Consejo de Ministros le indulta en un plazo más que rápido...
Básicamente estoy de acuerdo con lo que dices, Kapitan. Ahora, quien litiga de ofiicio tiene muchas más ventajas que una asistencia muy básica. Puede valerse de periciales gratuitas, recurrir y recurrir sin ninguna razón porque no va a pagar a su abogado, ni a su procurador, ni las costas en caso de que pierda. Es más, no va a tener ni que hacer los depósitos que tienen que hacer quienes litigan a pecho descubierto, y, la mayoría de las veces, con mucho esfuerzo tienen que pagar los gastos de un juicio, y por ello, se piensan mucho más si van a recurrir o cualquier otro paso.
Entonces ABQ tenemos los tres extremos. El pobre de solemnidad que tiene derecho a justicia gratuita y recibe una asistencia muy básica, el desgraciado que sobrepasa ese mínimo de pobreza pero que de todas todas le es imposible afrontar lo oneroso de la mal llamada justicia y por último el que tiene recursos suficientes (mira Strauss Khan, por poner un ejemplo) para contar con lo mejor de lo mejor y darle la vuelta a la tortilla o bien, llegado el caso, apelar y apelar para en muchos casos acabar consiguiendo su propósito.
Estoy de acuerdo, zafiroza. Recuerdo uno de mis primeros juicios. Fue uno laboral, de lo que ni tenía ni tengo idea. Resulta que la parte contraria era graduado social, por lo que, en aquel tiempo, no se sentaba frente a mi, como abogado, sino que se sentaba en un nivel más bajo. Me pareció que era un despropósito. Si la abogacía luchó por ponerse al mismo nivel del juez para aparentar una cierta igualdad, creo que quien ejerza el derecho de defensa, sea letrado, graduado social o un particular que se defienda a sí mismo, debería estar al mismo nivel. Al menos mientras ejerce ese derecho.
Ahora, lo que es matizable es que los ricos puedan recurrir y recurrir hasta que les den la razón, mientras los pobres no pueden hacerlo. Estoy harto de ver gente que abusa del turno de oficio porque tira con bala de rey y, si pierde, no paga las costas. Mientras que cualquier hijo de vecino se juega lo suyo y las costas en caso de perder el pleito.
En juicios civiles donde no es preceptiva intervención de letrado, el litigante, que se defiende a sí mismo, o bien ha de sentarse en un simple banco, sujetando con una mano el micro, o bien permanecer de pie junto al micro, donde en ninguno de los dos casos puede siquiera consultar sus notas debidamente; mientras que la parte que asiste con abogado (PORQUE PUEDE PAGARLO), dispone de mesa amplia donde disponer sus notas, documentos, estar bien sentado, sin necesidad de tener ocupada una mano con el micro .... Una cosa es que haya desigualdad económica (siempre la ha habido y la habrá), pero ante la justicia, los medios han de ser los mismos para no haber desigualdad ni indefensión.
Pero (y ni mucho menos lo digo para excusar a nadie) eso mismo pasa con todo. Los que tienen más medios, estudian más y mejor, viven más y mejor, ligan más y mejor, etc, etc.
Simplemente me refería a que este ejemplo no me parece que valga para demostrar la injusticia de este sistema.
Con todo y con eso no considero que exista justicia o que ésta sea igual para todos, lo que viene a ser lo mismo.
El que tiene medios puede llegar hasta las últimas consecuencias defendiendo su postura y con suerte, tarde o temprano le darán la razón (he dicho con suerte). En cambio, el que no tiene un duro no puede arriesgarse, sobre todo en algunos campos del derecho como el civil o el contencioso, a perder por el riesgo que le suponen las costas, sobre todo después del último RD que condena sí o sí a satisfacer esas costas al que pierde en segunda instancia.
La justicia es un cachondeo como decía Pedro Pacheco.
Camps es abogado y Garzón juez...la ley es igual para todos los iguales y el Estatuto de la abogacía prevé un lugar para los abogados. Esto mismo pasó con Mario Conde y se discutió bastante.
En cualqueir caso si un abogado necesita que su cliente le diga algo en Sala es que va muy, pero que muy mal. Y los juicios se eternizarían pues la mayoría de los clientes consideran relevantes cosas que no lo son... Guste más o menos el sistema judicial español está hecho de espaldas al ciudadano (como todos los sistemas que conozco) y su participación en el proceso está muy limitada (por su propio bien).
Pero ese "aislamiento" entre letrado y cliente, perjudica notoriamente al cliente. En algunos casos, principalmente cuando se interroga a testigos, el cliente puede aportar a su letrado determinados detalles e indicaciones, que le pueden ser favorables.
Todo esto se solucionaría, cambiando la disposición de las dos mesas de los letrados, colocando ambas frente al estrado del juez y secretario.
No creo que eso llegue aquí a España, piensa que ya en el estrado estamos generalmente los abogados con los procuradores, ¿ te imaginas si además metemos a los clientes? no cabríamos, con peligro de empujarnos y caernos, vamos, creo yo.
En los juicios civiles (desconozco tambien si en los juicios oenales), el juez y secretario se sientan en la mesa del estrado. Los abogados y procuradores de cada parte (demandante y demandado) a cada lado del juez.
El problema es que tanto el demandante como el demandado (que permanecen en los asientos de la sala, en ningún momento pueden hablar con su abogado, ni comentarle nada, ni apuntarle niguna cuestión en su favor.
Por lo que hemos visto en el cine, el abogado se sienta allado de su cliente.
¿Cuando se llegará en España a esta solución?.