Buenas tardes: quisiera hacerles una consulta. ¿puedo, con la ley en la mano, obligar a una vecina a cerrar su finca rústica, con una pequeña casa, que linda con camino público, a cerrar su propiedad? Mi ganado entró y le rompió una luna que tengo obviamente que abonarle. Mi consulta es si puedo exigirle que cierre su propiedad para evitar así que mi ganado no la invada. Muchas gracias de antemano
Gracias por su contestación. En realidad no linda con propiedad mía alguna, linda con camino público. No es exactamente mi ganado, es de un familiar e invadió su propiedad por miedo a una tormenta. Obviamente no se niega a abonar los desperfectos, simplemente pretende una solución para evitarlos en el futuro y dado que no entra en los planes de la señora delimitar su propiedad, de ahí que quisiera consultarles si era posible que una ley la obligara a ello.
Gracias por su contestación Veo.
Un saludo
es comprensible, pero son cosas del oficio
soy gallego y, siendo niño, de esto hace unos cincuenta años, a veces tenía que llevar a pastar las vacas de la casa de mi abuela. La economía agrícola era de subsistencia, y en casa de mi abuela había seis vacas que, además de poca leche (no más de 15 litros en total, al día) y algunos terneros (2 al año en total, no más), se usaban para todo (tirar del carro, del arado y de otros aperos). No era nada excepcional, sino lo más común, de raza rubia gallega, muy mansas y nada tenían qué ver con las razas especializadas (de leche o de carne) que se implantaron a medida en que la llegada de los tractores las liberaron del uso "de tiro". Junto con las vacas iban siete u ocho ovejas. Se salía de mañana y, por caminos de carro (era lo que había) se recorrían uno o dos kilómetros hasta llegar a la zona de pastos, en general monte bajo, porque las fincas más próximas a la casa (en el valle) eran por lo general de cultivo. El camino era llevadero, ya que las vacas transitaban en fila india, o casi, porque siempre había una vaca lider, y las ovejas, además de muy dóciles, seguían a las vacas sin despistarse. Había que andar unos doscientos metros a lo largo de una carretera comarcal, y luego cruzarla, lo que tampoco solía ser un problema porque era raro encontrarse un coche, aunque había que extremar las precauciones porque la guardia civil amenazaba con multa y exigía llevarlas atadas. La verdad es que nunca he sabido de una multa efectiva, pero en aquellos años la regañina de la guardia civil era muy efectiva. Al llegar a la finca del pasto, se dejaban en la parte topográficamente más baja, e iban paciendo cuesta arriba, de modo que sólo había que vigilar que no se marcharan a las fincas vecinas, máxime si alguna de ellas era un prado o estaba cultivada. Cada vaca tenía su nombre y, las más de las veces, sólo con gritarle era suficiente para hacerla rectificar, aunque otras veces había que darse una carrerita y emplear la aguijada.
toda esta historia (aún no me han hecho abuelo) es para decir que puede comprenderse que, accidentalmente, lo mismo por una tormenta que por un descuido, el ganado puede escapar de una vigilancia celosa ... y puede comprenderse también que hoy no tiene sentido que una persona se pase toda la mañana vigilando a una vacas, simplemente porque todo ha cambiado, la economía en general, y hay otra manera de ver la productividad de las vacas y la del ganadero
pero, y ahí está la cosa, lo que no cabe es el cambio a medias ... y así las vacas se han empleado en Galicia para tiro hasta que sus propietarios han podido hacerlo con tractores, y tras ello han dejado de tener vacas (pasando a ser solo agricultores) o se han dedicado a la ganadería con otras razas, o con rubia gallega seleccionada, dejando de cultivar las tierras (quizá un pequeño huerto, no más) y destinándolas a pastos. Asimismo exigió concentración parcelaria, cierre de fincas, etc.
y porque no cabe el cambio a medias, habrá que mantener la vigilancia física sobre el ganado en la medida en que el ganadero no cuente con una infraestructura general adecuada (dimensión de parcela, cierre o pastor eléctrico, etc) ... pero no puede, ni debe, obligarse a los demás a que se cuiden de uno, o de lo de uno.
con todo, un accidente, o un incidente, es lo que es y, aparte de su compensación, no debe tener mayor trascendencia que tratar de corregirlo para lo sucesivo ... como en cualquier otra actividad
totalmente de acuerdo veo. Varios vecinos quieren hablar con la señora para instigarla a cerrar su propiedad y yo, consciente de que probablemente no era posible obligarla a ello, lo cual veo lógico, quise cerciorarme antes.
Muchisimas gracias por su explicación. Un cordial saludo