El problema es que el inquilino necesita el contrato por escrito para realizar una serie de gestiones que no pueden esperar y no hay forma de que la otra parte acceda.
¿En caso de decidir abandonar finalmente la vivienda, procedería algún tipo de reclamación?
En este caso, arrendador y arrendatario llegaron a un acuerdo verbal en el que fijaban las condiciones del contrato. La persona que debía redactar el contrato no podía hacerlo en ese momento por lo que ambas partes se comprometieron a llevar a cabo este trámite en cuanto fuera posible.
Una vez instalado el arrendatario en la vivienda, ¿qué ocurriría si el arrendador se niega a formalizar el contrato? (El inquilino cuenta con varios recibos que acreditan sus pagos)
¿Puede obligarse al arrendatario a hacer contrato o, por el contrario, el inquilino deberá abandonar la vivienda y solicitar a posteriori una posible indemnización por daños y perjuicios?