¡Buenas! Soy mayor de edad y estudio fuera de la casa de mis padres. Empecé a vivir fuera de la casa de mis padres a los 16 años cuando comencé el bachillerato y desde entonces mi madre me llama todos los días incluso hasta tres veces y si no contesto, despues de repetidas llamadas al teléfono fijo empieza a llamarme al móbil y si tampoco contesto entonces molesta a la casera para preguntarle dónde estoy y qué hago. Sé que quizá en términos legales tres llamadas al día no sea demasiado, pero es que además no para de mirar la televisión e imaginarse que todo lo malo que ocurre en el mundo puede pasarme a mí y me hace pasar por situaciones embrazosas que considero que dañan severamente mi imagen.
No deja de intentar controlarme y ha olvidado que dejé el instituto hace tiempo. Por ejemplo, dentro de unos días hacemos un viaje de estudio los de mi clase con un grupo de profesores y me ha amenazado con llamar a la universidad y conseguir los teléfonos de mis profesores si no se los doy yo, con la excusa de que quiere esos teléfonos "por si nos pasa algo". Sé que quizá no pueda evitar que consiga esos teléfonos ya que no son datos míos, sino de otras personas, aunque me afectaría y me haría quedar mal delante de mis profesores y compañeros que mi madre llamase en medio de la excursión para preguntar si me encuentro bien.
Aún así quisiera saber si hay alguna posibilidad dentro de la ley para exigirle a mi madre un poco más de espacio, respecto por mi intimidad y sobre todo, si este comportamiento se puede calificar de acoso.
Mientras dependa económicamente de sus padres, tiene la obligación usted de respetarles y obedecerles.
En cuanto a la relación con su madre, antes que acudir a la justicia, que poco le va a resolver, lo mejor que es que se siente a hablar con ella cara a cara y resuelvan la delimitación de las fronteras que respeten su intimidad.
Piense que para su madre, usted continuará siendo su pequeña y se resiste a asumirlo. En el futuro, tal vez le pueda ocurrir a usted
Si no sabe resolverlo sola, busque orientación psicológica, donde le pueden dar unas pautas para mejorar su relación con su madre.
Recuerde que algún día, aunque ahora no lo crea, tal vez la pueda volver a necesitar, y por ello siempre será mejor una solución desde el diálogo que una que suponga una ruptura drástica y violenta del lazo afectivo.