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Menor hace colecho con pareja ajena al circulo familiar.
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Menor hace colecho con pareja ajena al circulo familiar.
Consulta legal sobre el bienestar emocional de mi hija en relación con prácticas de custodia
En primer lugar, agradezco de antemano las respuestas y el tiempo dedicado a mi consulta.
Mi hija, quien actualmente tiene casi 8 años, ha atravesado una herida emocional significativa desde la separación de sus padres, que ocurrió cuando tenía 3 años. Como es natural en muchos casos de separación o divorcio, ella ha expresado de diversas maneras su deseo de ver a sus padres juntos nuevamente.
Desde que nuestra separación ocurrió, y en los años posteriores, mi hija ha estado acostumbrada a dormir con sus padres, lo que se ha convertido en una necesidad emocional para ella, debido a la falta de seguridad y estabilidad que genera la ruptura familiar. Ella nunca ha recordado a sus padres juntos en la misma cama, pero sí ha permanecido en la cama de uno de nosotros, lo que le ha proporcionado cierta estabilidad emocional. La situación que ahora me preocupa se da cuando, durante las custodias de su madre, la niña es dejada al cuidado de una amiga de la madre, con quien no tengo contacto directo desde la separación. Aunque inicialmente confiaba en esta amiga, he comenzado a cuestionar la idoneidad de la situación.
Cuando mi hija se queda a dormir en casa de esta amiga, la ponen a dormir en la misma cama su amiga, el novio y mi hija, que al no querer dormir sola, duerme con ellos. Aunque confío en la amiga de mi ex, la situación me genera gran preocupación debido a la naturaleza de la herida emocional de mi hija y lo que esto representa para su desarrollo. Mi hija ha compartido conmigo sus sentimientos de incomodidad al respecto, manifestando que se siente rara y triste, y que nos echa de menos cuando llega la hora de dormir y se ve en la cama con una pareja que aunque conocida, no son sus padres. Lo que me inquieta profundamente es que la madre de mi hija, no sólo permite sino que minimiza esta situación, no mostrando disposición a reconsiderar la dinámica de estas pernoctas.
Creo firmemente que esta práctica no solo no respeta las necesidades emocionales de mi hija, sino que además podría estar afectando su percepción de los límites de las relaciones interpersonales y, lo que es más grave, su concepto de la privacidad, el espacio personal y el respeto a sus propios límites emocionales. Ella, al haber sido criada en un entorno donde el colecho con sus padres era una constante, no tiene la capacidad de comprender o gestionar estas nuevas situaciones que son ajenas a su esquema emocional y, aunque los adultos puedan considerarlo "normal", no lo es para ella, dado su historial y su actual situación emocional.
He intentado tratar este asunto de manera directa con la madre de mi hija, pero he recibido una actitud de pasotismo. Asimismo, la amiga de la madre me impide hablar con mi hija cuando está bajo su cuidado, incluso apagando el móvil para evitar cualquier contacto. Esto ha añadido más preocupación sobre el respeto y la transparencia en cuanto al cuidado de mi hija. Lamentablemente, no parece haber una solución fácil a la vista.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Qué medidas legales puedo tomar para garantizar que el bienestar emocional de mi hija sea respetado y protegido en estos casos? ¿Es posible solicitar una modificación del convenio de custodia para establecer condiciones claras sobre las pernoctas de mi hija, que incluyan la prohibición de que duerma con adultos ajenos a su familia, especialmente cuando está bajo el cuidado de otras personas y si no hay consenso?
Todo esto va acompañado de incumplimientos de convenio, como impagos de extraescolares, faltas de información sobre estas pernoctas, que las descubro por mi hija, y falta de recabar mi consentimiento, ya que esta situación afecta directamente a mi hija. Entre otros incumplimientos menores, la falta de comunicación adecuada con respecto al bienestar de nuestra hija genera una sensación de desprotección y falta de control en las decisiones que deberían ser compartidas y acordadas entre ambos progenitores.
No sé si es necesario recabar información de algún/a psicólogo/a infantil o abogado/a de familia para poner ya el asunto sobre la mesa a través de mediación o si sería más adecuado proceder con acciones legales directas.
Agradecería enormemente cualquier orientación, recomendación o consejo sobre los pasos a seguir para proteger los derechos y el bienestar de mi hija, sin que este proceso se perciba como un reproche hacia la madre o la amiga, sino como una acción legítima en defensa del desarrollo emocional y personal de mi hija.
Gracias por su atención y su tiempo, y saludos cordiales.
En primer lugar, agradezco de antemano las respuestas y el tiempo dedicado a mi consulta.
Mi hija, quien actualmente tiene casi 8 años, ha atravesado una herida emocional significativa desde la separación de sus padres, que ocurrió cuando tenía 3 años. Como es natural en muchos casos de separación o divorcio, ella ha expresado de diversas maneras su deseo de ver a sus padres juntos nuevamente.
Desde que nuestra separación ocurrió, y en los años posteriores, mi hija ha estado acostumbrada a dormir con sus padres, lo que se ha convertido en una necesidad emocional para ella, debido a la falta de seguridad y estabilidad que genera la ruptura familiar. Ella nunca ha recordado a sus padres juntos en la misma cama, pero sí ha permanecido en la cama de uno de nosotros, lo que le ha proporcionado cierta estabilidad emocional. La situación que ahora me preocupa se da cuando, durante las custodias de su madre, la niña es dejada al cuidado de una amiga de la madre, con quien no tengo contacto directo desde la separación. Aunque inicialmente confiaba en esta amiga, he comenzado a cuestionar la idoneidad de la situación.
Cuando mi hija se queda a dormir en casa de esta amiga, la ponen a dormir en la misma cama su amiga, el novio y mi hija, que al no querer dormir sola, duerme con ellos. Aunque confío en la amiga de mi ex, la situación me genera gran preocupación debido a la naturaleza de la herida emocional de mi hija y lo que esto representa para su desarrollo. Mi hija ha compartido conmigo sus sentimientos de incomodidad al respecto, manifestando que se siente rara y triste, y que nos echa de menos cuando llega la hora de dormir y se ve en la cama con una pareja que aunque conocida, no son sus padres. Lo que me inquieta profundamente es que la madre de mi hija, no sólo permite sino que minimiza esta situación, no mostrando disposición a reconsiderar la dinámica de estas pernoctas.
Creo firmemente que esta práctica no solo no respeta las necesidades emocionales de mi hija, sino que además podría estar afectando su percepción de los límites de las relaciones interpersonales y, lo que es más grave, su concepto de la privacidad, el espacio personal y el respeto a sus propios límites emocionales. Ella, al haber sido criada en un entorno donde el colecho con sus padres era una constante, no tiene la capacidad de comprender o gestionar estas nuevas situaciones que son ajenas a su esquema emocional y, aunque los adultos puedan considerarlo "normal", no lo es para ella, dado su historial y su actual situación emocional.
He intentado tratar este asunto de manera directa con la madre de mi hija, pero he recibido una actitud de pasotismo. Asimismo, la amiga de la madre me impide hablar con mi hija cuando está bajo su cuidado, incluso apagando el móvil para evitar cualquier contacto. Esto ha añadido más preocupación sobre el respeto y la transparencia en cuanto al cuidado de mi hija. Lamentablemente, no parece haber una solución fácil a la vista.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Qué medidas legales puedo tomar para garantizar que el bienestar emocional de mi hija sea respetado y protegido en estos casos? ¿Es posible solicitar una modificación del convenio de custodia para establecer condiciones claras sobre las pernoctas de mi hija, que incluyan la prohibición de que duerma con adultos ajenos a su familia, especialmente cuando está bajo el cuidado de otras personas y si no hay consenso?
Todo esto va acompañado de incumplimientos de convenio, como impagos de extraescolares, faltas de información sobre estas pernoctas, que las descubro por mi hija, y falta de recabar mi consentimiento, ya que esta situación afecta directamente a mi hija. Entre otros incumplimientos menores, la falta de comunicación adecuada con respecto al bienestar de nuestra hija genera una sensación de desprotección y falta de control en las decisiones que deberían ser compartidas y acordadas entre ambos progenitores.
No sé si es necesario recabar información de algún/a psicólogo/a infantil o abogado/a de familia para poner ya el asunto sobre la mesa a través de mediación o si sería más adecuado proceder con acciones legales directas.
Agradecería enormemente cualquier orientación, recomendación o consejo sobre los pasos a seguir para proteger los derechos y el bienestar de mi hija, sin que este proceso se perciba como un reproche hacia la madre o la amiga, sino como una acción legítima en defensa del desarrollo emocional y personal de mi hija.
Gracias por su atención y su tiempo, y saludos cordiales.
