Los llamados detectores de mentiras no son considerados como medio de prueba válidos en nuestro país; sin ir más lejos, la reciente Sentencia del Tribunal Supremo de 29/09/2010, haciendo propios los alegatos esgrimidos por el Fiscal, establecía en orden a no considerar vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva esgrimido por el recurrente ante la denegación probatoria (condenado por un delito de tráfico de drogas y que quería someterse voluntariamente a este tipo de pericia) que “el detector de mentiras o polígrafo no puede reemplazar la función de los Tribunales de valorar las pruebas practicadas en el acto del juicio oral bajo los principios de publicidad, inmediación y oralidad, y que se trata de una prueba que no tiene reconocida ninguna validez en el ordenamiento jurídico español.”
La contundencia de dicha aseveración “se trata de una prueba que no tiene reconocida ninguna validez en el ordenamiento jurídico español” me ha hecho pensar que quizás el Alto Tribunal, que no debemos obviar que es el máxime exponente de la interpretación de nuestras leyes, se excedió en dicha afirmación y, lo que es más desconsolador, no ofreció al justiciable las razones en las cuales apoyar dicha afirmación sin que el lector pueda ni deba considerarlo “dogma de fe”. Y es que una cosa es que este tipo de pericias puedan llevarnos a cuestionar su ilicitud por su capacidad de poder vulnerar derechos y libertades fundamentales (art. 11 LOPJ) y otra, muy diferente o distinta, es que sea un medio de prueba prohibido, proscrito en nuestro ordenamiento jurídico. Obviamente, a mi particular criterio, ello no es así, bastando con decir que no existe norma prohibitiva alguna que proscriba la utilización de esta modalidad pericial en los procesos judiciales. Dicho de otro modo, se podrá decir que la prueba es ilícita por violentar derechos y libertades fundamentales en determinados casos y situaciones o que dicho medio probatorio, a pesar de no violentar tales derechos y libertades fundamentales, su admisión deviene impertinente, superflua o innecesaria por entender que no aporta datos fidedignos al proceso judicial debido a sus márgenes de error. Ahora bien, una cosa es eso, repito, y otra muy diferente es que “a priori”, sin base legal ni argumento justificativo, se tache de prueba inválida a lo que en puridad no lo es.
A mi juicio, y ya adelanto mi opinión sobre la controversia, este tipo de pericias constituyen un medio probatorio más si bien es cierto que dicha pericial encuentra obstáculos insalvables en relación a una pretendida obligatoriedad que pudiera esgrimirse frente a los particulares dado que choca con derechos fundamentales tales como es, entre otros, “el de no declarar contra si mismo”, no pudiendo tampoco extraerse consecuencia presuntiva alguna del hecho de someterse o negarse a la práctica de tal pericial (como sí ocurre, sin embargo, con las pruebas de alcoholemia o la prueba de paternidad). El hecho de la “fiabilidad” de la prueba tampoco entiendo que sea argumento suficiente para poder declarar de forma genérica la invalidez de este tipo de pruebas, dado que existen muchas pericias admitidas en la práctica forense que tampoco gozan de una fiabilidad al cien por cien contrastada y, sin embargo, se proponen, se admiten y se practican sin ninguna clase de inconveniente quedando, eso si, como todos los medios probatorios, a la libre apreciación del juzgador. Estoy pensando, por ejemplo, y podría dar más ejemplos, en las pruebas psicológicas practicadas a las víctimas de malos tratos o de violación.
En fin, como creo que el tema pudiera ser interesante para los contertulios, abro este post bajo el anhelo de crear un foro de opinión.
Según he podido leer el primer detector de mentiras lo inventó un sacerdote indio hace siglos. Metía al sospechoso en una habitación cerrada junto con un «burro mágico» y le instruía para que tirase de la cola del animal. Si el burro empezaba a hablar, significaba que el sospechoso era un mentiroso. Si el burro permanecía en silencio, entonces el sospechoso estaba diciendo la verdad (pero, en secreto, el viejo sacerdote ponía hollín en la cola del burro). Una vez que el sospechoso salía de la habitación, lo normal era que proclamara su inocencia porque el burro no había hablado al tirar de su cola. Entonces el sacerdote examinaba las manos del sospechoso. Si las manos estaban limpias, significaba que estaba mintiendo.
Fíjate tú, mosca cojonera, lo que ha avanzado la ciencia y los distintos métodos utilizados por el hombre en orden a tratar de averiguar la verdad. Hasta ahora hemos hablado, como no, del Polígrafo (inventado el siglo pasado y que registra las variaciones de la presión arterial, el ritmo cardiaco, la frecuencia respiratoria y la respuesta galvánica o conductancia de la piel, que se generan ante determinadas preguntas que se realizan al sujeto sometido a la prueba) de la Hipnosis o del Pentotal sódico (suero de la verdad). De forma más moderna nos encontramos con la Resonancia magnética funcional (fRMI) que puede determinar el consumo de oxigeno en determinadas áreas del cerebro; o con la Evaluación Informatizada del Conocimiento (CKA) que mide oscilaciones de la onda cerebral llamada P300; o con exploraciones del cerebro utilizando tomografías por emisión de positrones (PET) que inyectan azúcar radioactivo en la sangre; o con la llamada “neurocomputación” que no es sino una combinación de videocámara y ordenador capaz de detectar movimientos faciales, minuto a minuto, con el fin de determinar si una persona dice la verdad.
En fin, Mosca cojonera (anda que el nombrecito), métodos hay unos cuantos y la ciencia no cesa en investigar tales campos.
Sí, pero los polígrafos pueden dar reacciones no sólo ante las mentiras, sino ante cualquier respuesta a cualquier estímulo que le produzca reacción al sujeto. Una palabra, un sonido del ambiente, algo que vea y que le produzca cualquier tipo de emoción.
Todo eso hay que cogerlo e interpretarlo con muchísima cautela.
Y en cuanto al nombre, alguno tenía que ponerme. Se ve que el día que me di de alta en el foro (ya no me acuerdo) estaba hasta las narices de algo.
Bueno, yo soy psicóloga y he estudiado el polígrafo(y lo he utilizado en psicofisiología) y por desgracia, su fiabilidad no es suficiente, ya que es complicado eliminar el "ruido" producido por variables como la ansiedad, la estimulación visual, etc. Áparte que me parece costoso, ya que habría que hacer primero un estudio de las variables psicofisiológicas del sujeto en distintas circunstancias,establecer la línea base, etc. para aumentar su fiabilidad ¿y si el sujeto recuerda en ese momento algo que le pone nervioso? Utilizar el polígrafo como detector de mentiras no me parece que todavía sea un buen método (o al menos como método único):