Soy divorciado con 2 hijos de 8 y 5 años; tengo pareja con la que me voy a casar el prox año. Los niños manifiestan siempre querer quedarse con nossotros y ahora la niña ,a la que su madre apuntó sin decirme nada a catequesis, no se le puede preguntar nada sobre la comunion , que suponemos hará la proxima primavera. Se pone muy nerviosa,se cierra en banda y es obvio que se siente mal por ese tema. ¿puedo llevarla a un psicologo infantil? necesito el consem¡ntimiento de su madre?
Son gastos extraordinarios que deberé pagar? no se me consulta nada sobre su educacion como es tema comunion. Yo acudo por mi cuenta al cole , entrevistas etc.. porque es la unica via de enterarme porque mi ex no responde a mis preguntas. Gracias por todo.
Yo entiendo que la decisión de llevar a los niños a un psicólogo debe ser consensuada por los progenitores, es más, si el profesional-psicólogo advierte la existencia de una separación o divorcio (crisis conyugal o convivencial) creo que es su obligación aceptar el encargo profesional supeditándolo al conocimiento y presencia de ambos padres.
De todas formas, perdóname Julio-bcn, pero no entiendo muy bien, ni tan siquiera llego a intuir, el problema psicológico que puede tener uno de tus hijos con respecto al sacramento de la comunión.
Lo que siempre me he mostrado tajantemente en contra, y no quiero decir que este sea tu caso ni mucho menos Julio-bcn, es que los niños se sometan a pruebas psicológicas para después las mismas hacerlas valer en un proceso judicial.
Me parece que dicha conducta es BOCHORNOSA y desgraciadamente hay padres que la utilizan sin mayor reparo y, lo que es más grave, profesionales que se prestan a ello por un puñado de euros.
Además diré que este tipo de pericias, en el proceso matrimonial, no tienen la más mínima trascendencia, ni virtualidad probatoria salvo que hubiese previamente sido consensuado por ambos padres y ello porque en la mayoría de las ocasiones, aparte de ser oportunamente impugnadas tales documentales, las mismas son elaboradas de forma parcial, sin seguir un sistema o método científico que englobe la hipotética problemática en su conjunto y si me apuran, en más de una ocasión, transgrediendo normas deontológicas propias de una muy digna profesion en detrimento precisamente de los propios hijos.
El sometimiento de los hijos a este tipo de pruebas, sin el necesario y debido control judicial y las garantías propias de un proceso entre partes, constituyen un CANCER para los hijos en la medida que los hacen partícipes de las desavenencias de pareja sobre determinados posicionamientos personal que engloban no solo aspectos afectivos sino también, indudablemente, económicos.
Debería existir o legislarse en contra de este tipo de pericias, a mi juicio, claramente perniciosas para los hijos si no cubren unas mínimas garantías.