El estudio que evidencia la falta de cohesión familiar que padece EEUU acaba siendo la excusa para recetar políticas propias de la errada ideología antivida y antifamilia que la fomenta.
Informe íntegro dela ONU: El hombre en la familia y las políticas familiares en un mundo cambiante
REDACCIÓN HO / C-FAM.org - FRIDAY FAX, por Susan Yoshihara, Ph.D..- La cohesión de la familia estadounidense está entre las peores del mundo, según un reciente informe de la ONU. Pero en vez de reaccionar con políticas que refuercen los roles familiares tradicionales, el estudio acaba redundando en el error, recomendando políticas sociales que reflejen la nueva realidad.
El informe El hombre en la familia y las políticas familiares en un mundo cambiante (D. de Asuntos Económicos y Sociales de NN UU, febrero 2011) es parte de una serie de estudios de investigación derivados de una resolución de la Asamblea General sobre el seguimiento del décimo aniversario del Año Internacional de la Familia, que requirió que se complemetara la investigación gubernamental para modificar las políticas sociales.
El setudio señala que sólo el 70 % de los niños norteamericanos crece con ambos padres, promedio inferior al 84 % registrado en el mundo desarrollado. Únicamente les va peor a los niños de Estonia. Además, los matrimonios estadounidenses fracasan más que en cualquier otro lugar excepto Letonia, sostiene el informe.
Al mismo tiempo, muchos hombres alrededor del mundo desean más hijos de los que tienen. Los varones estadounidenses, en términos generales, deseaban según este informe tener 2,3 hijos en 1991 (se presentaron los datos del último año), mientras que el índice de fertilidad fue sólo de 1,5. En un ejemplo del mundo en desarrollo, el informe detecta que los hombres de Benín querían tener, en promedio, 6 hijos en 2000, mientras que los datos de la División de Población de la ONU muestran que el índice de fertilidad fue de sólo 5,79.
Esta evidencia parece contradecir la idea de una “necesidad de planificación familiar insatisfecha” sobre la cual los organismos de la ONU basan el requerimiento de programas voluntarios de planificación familiar. Estados Unidos es el mayor donante del mundo en planificación familiar y programas de población.
El informe también concluye que Chile e Irlanda cuentan con las menores cifras de divorcio del mundo. Estos países también tienen el menor índice de mortalidad materna, de acuerdo con estudios realizados por diversos organismos de la ONU. El nuevo informe no relaciona explícitamente los datos sobre matrimonios intactos con una mejor salud materna.
A la luz de los datos sobre el creciente desintegramiento del matrimonio y de la vida familiar, el informe va en busca de modificaciones en las políticas que reconozcan y respalden el “cambiante papel de los hombres en las familias”, que incluye las transformaciones en el mercado laboral, en la legislación familiar, en los servicios sociales y de salud, en la educación y en los medios.
El informe promueve el concepto de “paternidad social”, el cual “comprende el cuidado y el apoyo de los varones hacia los niños que no son necesariamente sus hijos biológicos”. Además afirma que “el término ‘familia’ abarca una variedad de agrupaciones tradicionales y no tradicionales, incluso asociaciones hetero y homosexuales, padres e hijos biológicos y sociales, relaciones polígamas y políginas, amigos cercanos y parientes de otra índole”.
Los defensores de la familia critican tales definiciones como prueba de una desconexión manifiesta entre los datos que indican la necesidad de reforzar la paternidad y la familia, por un lado, y los intentos de activistas y de algunos gobiernos, principalmente europeos, de modificar la definición de familia, por otro lado.
En enfoque inicial de la serie de trabajos desarrollados por la ONU se dirigió a lograr la “distribución igualitaria de las responsabilidades domésticas” y los informes subsiguientes se centraron en hacer partícipes a los hombres de la planificación familiar y de la 'salud reproductiva' (recordemos que dentro de ella cuelan el aborto y las políticas que fomentan la anticoncepción o la destrucción de embriones), y en determinar los roles parentales en la educación de los hijos. El informe fue financiado por el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para las Actividades Familiares.