El día que me fui, dejé la casa como la hubiera dejado una guarra. Al darles las llaves, llamaron a una amiga del pueblo que dijo ser juez de paz. Empezó a exclamar que cómo dejaba la casa tan sucia, mientras la casera comenzó de nuevo con su musiquilla de “guarra, guarra, guarra…..”. le expliqué que por eso le dejaba la casa sucia, porque había tenido que aguantar escucharla como me insultaba sin motivo, así que esa era mi respuesta. Le dije que dejar una casa sucia no era delito, insultar sí y que por qué no se ocupaba de exigirle al casero que me enseñase el contador del depósito de gasoil, cosa que no quiso. Comenzaron todos a gritar. La casera seguía con su musiquilla de guarra, el casero y el hijo gritando, “déjala! Que se vaya ya de una vez” y la juez de paz, callada pensativa. Mi hijo y yo nos fuimos sin querer saber más.
Ahora he recibido la resolución del juzgado para presentarme dentro de un mes al juzgado “por delito leve, seguido por falta de coacciones”, yo como demandante.
Desde que me fui, hace un mes, no he sido capaz de organizar mi vida. Ha sido un año muy duro, surrealista y yo que cuando fui, iba precisamente a recuperarme de un estado de estrés, ahora ni ganas de salir de casa ni de relacionarme ni de nada.
Mi pregunta es, ¿podría quitar la denuncia? Pues sólo pensar en volver a verles, me pone enferma de nuevo. Además, apenas tengo pruebas que no sea, la guardia civil que fue la segunda vez que me cortaron la luz, el burofax que les envié, que no lo respondieron, por lo que se supone que no lo niegan. La llamada a hidroeléctrica, que no creo que figure por ningún lado, mi hijo que fue testigo de cómo me insultaba la señora, igual que lo escuchó la supuesta juez de paz y para de contar. Algunas fotos que saqué cuando cambiaron el contador, unos días antes de irme. Me podéis aconsejar? Muchas gracias
Juicio por delito leve, seguido por falta de coacciones
Buenas, para empezar, agradecerles la posibilidad de consultar en este foro y la labor que realian, informándonos sobre este tema tan complicado para los que no sabemos de leyes.
Soy una mujer de 63 años. Hace un año, alquilé una vivienda en un pueblecito de montaña, con el fin de relajarme y descansar de unos años de mucho trabajo y estrés, nada más lejos, he acabado con una depresión de caballo. La puerta de la vivienda daba al jardín y piscina del edificio de los caseros. A los dos meses de llegar, cuando abrieron la piscina, el primer día que fueron mis nietos de estaban de visita, de 6 y 7 años, mi nieto tragó agua en una aguadilla y lo echó por la nariz y la casera me dijo que les daba asco que mis nietos se bañaran porque había echado mocos a la piscina, por lo que no pudieron venir a visitarme en el verano para no sentir el menosprecio, ya que los demás vecinos y otros niños del pueblo sí se bañaban. Durante todo el año, la mujer me espiaba cada día y me tenía frita, pero el marido me dijo que no estaba bien de la cabeza y que le avergonzaba muchas veces, aunque resultó ser él casi peor que ella.
A los 8 meses, el 3 de enero, me dijo el casero que necesitaba la vivienda, que tenía anexa parte de la nave de la casa, porque su hijo iba a montar un taller de aluminio. Le dije que tenía contrato hasta mayo y se enfadó y me amenazó con cortarme la luz. En febreo recibí la carta certificada de que no me renovaba el contrato. Estuvo viniendo reiteradamente, él, él con su hija, con su otra hija, con su hijo, su hijo con su socio, para pedirme que me fuera. La mujer venía al jardín o a la nave colindante y hablando sola, hacía alusión a mí y me llamaba guarra, guarra, guarra, repitiendo seguido y a toda velocidad. En una ocasión, bajó mis tiestos de la ventana al suelo mientras repetía guarra sin parar y cuando abrí la ventana para preguntarla que qué hacía, con cara de odio, levanto la mano para pegarme, cosa que no llego a hacer porque se dio cuenta que estaba la mosquitera en medio. Sólo él tenía llave del depósito del gasoil, por lo que no tenía forma de saber cuánto tenía. En enero tuve avería en los radiadores y el casero llamó a un fontanero, me pidió entrar a mi casa con la disculpa de que tenía que ayudarle haciendo comprobaciones y me dejó encendidos los radiadores que estaban más lejanos al depósito y que nunca usaba, por lo que cada vez que encendía yo los radiadores, por esa zona de la casa, estaba saliendo sin yo saber. El último mes, cuando vino a cobrar la luz, que estaba a su nombre, le dije que no le iba a pagar, que cuando me fuera, haríamos cuentas con el gasoil que quedaba en el depósito. Se puso como loco y a gritos me llamó “desgraciada”, te voy a cortar la luz, cosa que hizo inmediatamente, ya que la caja y todo el sistema estaba en su nave. Me tuvo sin luz casi todo el día. Les cogí miedo, se ponían los dos en mi puerta como que arreglaba el jardín, mirando adentro con mala cara, casi no me atrevía a salir de casa ni para hacer la compra, así que tenía que venir mi hijo, vivía a media hora de distancia, para que pudiera hacer la compra para una semana. Les envié un burofax explicando todos los problemas que me estaban ocasionando y que si no me dejaban tranquila hasta que hiciera la mudanza, les tendría que denunciar.
Un día que estaban mis nietos, pues estaban enfermos y la madre trabajaba, me cortaron la luz a la hora de hacer la comida y no la dieron hasta la noche. Llamé a hidroelectrica y me dijeron que ni había avería ni pagos pendientes y que esos contadores e instalación estaban ilegales, que seguro que estaba pagando parte de la luz que ellos consumían. Fui a la guardia civil a poner la denuncia, un día de muchísimo calor, con los niños maluchos. Después de la denuncia, ellos me acompañaron a casa y comprobaron que no tenía luz y que los contadores no estaban en mi casa, pero como ellos no estaban, no se pudo solucionar nada.
La mujer seguía llamándome guarra, guarra, guarra, desde su nave que estaba separada de la mía, por una puerta corredera de hierro que también se abría desde su parte.
Después de que la guardia civil hablo con ellos para que me dejaran en paz hasta que me fuera, llamaron a una compañía de electricidad. Un joven vino a decirme que había una avería afuera y necesitaban cortar la luz unos minutos, que enseguida me la daban. Accedí pensando que era otra cosa, pero era para cambiar mi electricidad a otra caja de contador externa en la calle. Saqué fotografías mientras ellos se reían de mi, como si fuera una loca.