De un tiempo a esta parte se me han incrementado los casos que pasan por mi despacho de arrendamientos en los que al finalizar (o desear dar por finalizado el inquilino) el contrato de alquiler un inquilino, a veces insolvente, a veces extranjero que se vuelve a su país, exige una cantidad en metálico por entregar las llaves de la finca alquilada al finalizar el arriendo, ofreciendo como alternativa el marcharse sin más forzando con ello al arrendador a interponer un desahucio, lo que retrasa, incluso sin oposición, un mínimo de seis meses la recuperación de la finca. En esta semana se me ha dado un caso en el que lo tengo incluso por escrito, en un "chat" de "guasap" entre el inquilino y el casero.
¿Véis factible tratarlo como un ilícito, e interponer una querella por coacciones? y si fuera el caso ¿veís factible solicitar como medida cautelar la entrega de la finca al casero, sobre todo cuando se puede acreditar con pruebas escritas?
Lo veo factible. No sé el recorrido que tendrá, ya que es una práctica bastante común que, de seguro, el abogado defensor traerá a colación como parte de las negociaciones en el ámbito civil. No obstante, si se actúa por medio de denuncia y no de querella, no debería ser nada problemático. Aunque sea para "dar un golpe encima de la mesa" y frenar ese tipo de prácticas.
Me sorprende que personas de clase media, padres de familia, a los que seguramente les horrorizaría que les dijeran que son unos delincuentes, sin embargo se lancen alegremente a una extorsión, que es al fin y al cabo lo que significa la conducta descrita.
Tengo ganas de probarlo, y como bien dices, ver el resultado. Y si consigo una resolución favorable lo publicaré por cuantos medios estén a mi alcance (o sea, en este foro).
Esta situación ha sido posible por la alegría con la que una sociedad entera se ha lanzado al deterioro de la convivencia, como si no importara nada. Se ha banalizado sobre la importancia de cumplir las obligaciones, y se ha demonizado a los caseros (me recuerda la campaña de propaganda de Goebbels contra los judíos) hasta el punto de que mucha gente "normal" piensa que se les puede hacer todo el daño posible, e incluso que se lo merecen.