Buenos días. Por favor necesito que alguien me ayude porque ya no me fio de mi abogado. Estoy en los 15 días para impugnar una apelación que ha puesto mi pareja a la sentencia de separación pidiendo más dinero. Mis dudas son: lo más interesante para ahorrar tiempo y dinero es intentar un mutuo acuerdo supongo pero no veo a mi abogado intentándolo (por lo que me huelo que va por su interés monetario más que por el mio). Me han dicho que es conveniente impugnar esa apelación ¿por qué? es que mi abogado me está cobrando un dineral y no puedo permitírmelo, me siento ahogada y estoy pensando pedir la venia pero no se en que momento debo hacerlo. Creo que la impugnación la debe hacer el mismo y que luego la vista que haya que hacer en 2º instancia ya podría ir con otro.¿ es así? Además por el tema de bienes gananciales y objetos personales también me pide demasiado dinero, me puede alguien orientar de cual es un precio razonable para esta parte en un caso completamente normal, donde no hay grandes propiedades sino una casa y dos coches, o sea, una familia media de hoy en día. Necesito ayuda porque quiero terminar cuanto antes mejor y me siento metida en un "negocio" de mi abogado, que triste verdad?
CM, la relación entre el abogado y su cliente se basa en la confianza y la confidencialidad. Por las palabras que tu misma escribes parece que dicha relación no es del todo fluida o enriquecedora, al menos, eso es lo que se capta desde el exterior.
Quizás dicha falta de confianza venga provocada por los indudables problemas económicos que un proceso matrimonial de naturaleza contenciosa conlleva para las partes que al mismo se someten y que ante la desesperanza que para ellos supone el afrontamiento de ciertos costes procesales les lleva inexorablemente a echar la culpa de dicha situación al que únicamente defiende sus intereses por encargo.
He de decirte con todo el cariño del mundo que el abogado no es la persona que se ha casado contigo, ni tampoco es el culpable de los desembolsos económicos que un pleito matrimonial acarrea; son precisamente las partes quienes por su intransigencia o simple diversidad de opinión dan lugar al enfrentamiento y la posterior contienda procesal. En esa tesitura, la función del abogado matrimonialista es aplacar los ánimos, provocar el consenso si ello es posible y, si no lo es, defender los intereses de su cliente de la mejor manera que sus conocimientos le permitan, todo ello, claro está, a cambio de una contraprestación económica que siempre ha de quedar, pese a las dificultades que entraña esta materia, lo más clara posible entre las partes. Solo de esta manera, dichas partes podrán decidir con pleno conocimiento y libertad si les conviene pleitear o discutir, visto sea el tema bajo el prisma meramente objetivo de la rentabilidad económica. (dejando a un lado por lo tanto los aspectos meramente subjetivos que estos pleitos encierran en sí mismos).
Trasladado todo lo anterior a tu caso particular, percibo que tu abogado ha defendido tus intereses en la primera instancia y que la posibilidad de diálogo y consenso ya quedó desterrada antaño. Dictada la Sentencia de Separación es tu marido quién no está de acuerdo con las medidas económicas dictadas por el juzgador y es por ello por lo que recurre la resolución judicial en ese concreto aspecto.
Ante la anterior situación caben dos opciones: a) negociar en detrimento de una sentencia judicial que no es firme intentando de este modo solventar toda la problemática familiar conexa (ej. liquidación de los bienes gananciales). b) defender la sentencia judicial en todos sus extremos, impugnando el recurso de apelación entablado de adverso, en el plazo de diez días y en aras a que dicha resolución judicial sea confirmada por la respectiva Audiencia Provincial.
Ambas soluciones generan un gasto indudable que de no ostentar el beneficio de justicia gratuita los contendientes han de afrontar en todo caso, pagando a sus respectivos profesionales y sin perjuicio de un posible reembolso posterior en el caso de existencia de condena sobre las costas procesales a una de las partes.
La liquidación del régimen económico matrimonial es ya cara de por sí (aunque solo existan dos inmuebles como dices) y más aún lo será si ésta se tramita por los cauces de un procedimiento contencioso, dándose lugar a múltiples incidentes que generarían nuevos gastos.
El proceso matrimonial en primera instancia también supone un gasto inherente que irá en relación con el trabajo desempeñado y las concretas medidas económicas que en el mismo se discutan y que sirven para confeccionar, salvo pacto expreso, los respectivos honorarios y aranceles profesionales.
El recurso de apelación supone un gasto añadido, con la única ventaja para el apelado que de confirmarse la sentencia de primera instancia las costas que el mismo origine deberán ser reembolsadas por el apelante que ve desestimadas sus pretensiones.
En fin CM, antes de renunciar a tu abogado o contactar con otro que le solicite la venia profesional (lo que provocaría probablemente un mayor gasto) yo, en tu lugar, pediría tener una reunión urgente con tu letrado para que éste te explique todos los pormenores referentes a los asuntos encargados y una vez informada decide libremente no olvidando nunca que el abogado obedece a un encargo profesional que tu misma has generado y que indudablemente ello acarrea un gasto innegable que debes siempre tener presente.