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Durante el tiempo que permanecen en estas familias se trabaja con ellos para facilitar su reinserción social. A los 18 años lo habitual es que salgan del sistema previo paso por el centro de emancipación.
Los niños, a veces, se ven arrojados a otra encrucijada: una pareja rota e irreconciliable. Cuando la relación entre los padres es problemática el juez le otorga la patria potestad a una de las dos partes. Pero el hijo, por la convención de los derechos del niño, tiene derecho a ver a sus progenitores. En estos casos el juez recurre a un Punto de Encuentro Familiar (PEF). El de Valencia se encuentra en una alquería del parque de Viveros. Allí desempeñan su labor 25 especialistas entre abogados, educadores y trabajadores sociales, psicólogos y las dos personas que coordinan el centro: la psicóloga Pilar Pastor y el letrado José Gabriel Ortolá.
Este punto de encuentro, puesto en marcha en 2001 por el entonces decano de los jueces Fernando de Rosa, es un lugar en el que entra el padre o la madre, se registra y accede a una sala. A los diez minutos llega la expareja con el niño, lo deja y se marcha. Pero hay diferentes tipos de visitas. Uno de ellos obliga a trabajar con los niños antes de ver a su progenitor. El menor ha sufrido o visto situaciones violentas y el psicólogo le prepara para el encuentro, pues, como explica Pilar Pastor, «el niño necesita y debe relacionarse con las dos partes para construir su identidad». Otras veces el trabajo psicológico aborda a los padres para que se comporten como deben y puedan ampliar el tiempo que comparten con su hijo. «En cualquier caso es el juez quien determina el tipo de visita», matiza Ortolá. No es un encuentro idílico. Siempre hay una parte que se siente estafada. Y el niño se ve empujado a afrontar sus traumas, a salir de la encrucijada.
Col·lectiu DRARI دراري d'Investigació Acció Participativa pels Drets de l'Infant
DRARI http://www.DRARI-Col-lectiu-IAP-Drets-Infant.blogspot.com
DRARI Jurista http://www.DRARI-Col-lectiu-JURISTA-Drets-Infant.blogspot.com
XARXA-RED-SAREA-XABACA http://www.MenoresSolos.blogspot.com
Directori Organitzacions de Defensa dels Drets de l'Infant . Organizaciones de Defensa de los Derechos de la Infancia . Sustapena Haur Eskubideen Erakundeak . منظمات الدفاع عن حقوق الأطفال
«el menor necesita y debe relacionarse con las dos partes para construir su identidad»
http://www.lasprovincias.es/v/20111009/comunitat/ninos-encrucijada-20111009.html
Niños en la encrucijada
Bienestar Social tiene la tutela de más de 4.000 menores valencianos que han de ser acogidos en familias
09.10.11 - 00:01 - FERNANDO MIÑANA/ BEATRIZ LLEDÓ
Los profesionales evalúan al niño y elaboran un plan de protección para actuar
«El menor necesita y debe relacionarse con las dos partes para construir su identidad»
Cuando una estructura familiar se quiebra, o cuando un padre alza la mano por costumbre, o cuando la droga acampa en casa, los niños sufren. En algunos casos la situación es insostenible. Es el momento de rescatar al menor. Una de las soluciones es el acogimiento familiar, un recurso social para que estos chavales se reencuentren con el afecto, con el orden, con la estabilidad perdida en su hogar. La Conselleria de Bienestar Social, que tiene la tutela de los menores, tiende esta alternativa para que los niños, al fin, vivan como niños.
No es ninguna rareza. Más de 4.000 menores de la Comunitat Valenciana -por encima de los 5.000 en años precedentes- han sido acogidos en hogares extraños para enderezar las vidas que han torcido sus padres biológicos. Muchos más han visto a sus progenitores tomar caminos distintos. De tener unos padres pasan a tener un padre y una madre. En ocasiones la relación entre estos es paupérrima y cada vez que se encuentran acaban tirándose los trastos a la cabeza. La justicia, siempre en alerta para preservar la integridad psíquica del menor, recurre en estos casos a un mediador, una figura que ayuda a que el niño pueda pasar de la madre al padre, y al revés, sin tensiones, sin escenas, sin dolor.
Cuando un menor abandona el hogar suele recalar en los centros de recepción, donde son evaluados para calibrar su estado y poder elegir el recurso más apropiado. «Estos centros son como la entrada de Urgencias en el sistema de protección», advierte Amparo Aliaga, directora del Servicio de Prevención y Acogimiento Residencial de Menores de la conselleria de Bienestar Social. Los profesionales que analizan al niño elaboran un plan de protección y cómo hay que intervenir.
Motivos de desamparo
La causa más habitual de desamparo -un 58 por ciento de los casos- es por negligencia de los padres. Un 14 por ciento llegan a esta situación por maltrato físico; un 12%, por maltrato emocional, y en menor medida por abusos sexuales (3%), abandono (1%) o explotación (1%). En 2008 hubo cerca de 5.500 menores en acogimiento residencial o familiar; en 2009 la cifra se aproximó a los 5.800; en 2010 volvió al umbral de los 5.500, y en 2011 ha caído por debajo de los 4.300. La Conselleria no ve en este descenso una consecuencia de la crisis u otro factor concreto y lo achaca a la concatenación de diversas causas.
Una de las más identificables es el regreso de muchos inmigrantes a sus países de origen, esta vez sí, por culpa de la crisis. La cifra de los MINA (Menores Inmigrantes No Acompañados en centros de protección de la Comunitat) se ha retraído hasta los niveles de hace 10 años, cuando se contabilizaron 765 de estos casos en 2001. La cantidad de MINA fue engordando hasta alcanzar su plenitud en 2008 (1.749), punto de inflexión para caer hasta los 602 de 2011.
Algunos adolescentes que están próximos a la mayoría de edad se desvían al acogimiento residencial. El resto son acogidos en familias. Y ahí hay tres variantes: en familia extensa cuando el hogar en el que es recibido es idóneo para el niño; en familia educadora, un núcleo familiar que se ofrece voluntario, desinteresadamente, y que es formado para este menester, y acogimiento preadoptivo, cuando la mejor opción es la adopción del menor.
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