El juez Francisco Serrano, ¿inhabilitado por desafiar la ideología de género?
22-10-2011 | Rosa Cuervas-Mons | 2
Quienes le conocen dicen que no se rinde -ahora recurre ante el Supremo la sentencia- porque este juez sabe de todo, menos de miedo.
Su juzgado es uno de los pocos en toda España que va al día, pero el juez de familia Francisco Serrano no ha saltado a los medios por haber recibido ningún premio, sino por haber permitido a un hijo de padres divorciados pasar un día y medio más con su padre para poder salir en procesión. Quiso defender el interés del menor y paga dos años sin empleo ni sueldo como precio.
La primera pregunta es obligada, pero de obvia, suena absurda. “¿Qué cómo me encuentro? Pues imagínese, tengo familia e hipoteca, ahora estamos viviendo con el seguro de responsabilidad civil pero, cuando se acabe, me veo en la indigencia”. El juez Serrano habla apresurado, más enfadado que resignado, porque confía en la justicia y porque está seguro de que, una vez en el Supremo, será absuelto de la prevaricación culposa (no intencionada) por la que le ha condenado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Los hechos son de sobra conocidos porque por ellos han corrido ríos de tinta: se presenta en su juzgado de familia -dicen sus amigos que uno de los pocos que siempre abre las puertas a quien lo necesita- un abuelo con su nieto. El niño quiere salir de cofrade en La Madrugá de Sevilla y la madre, con quien debe regresar al día siguiente a mediodía, parece no estar muy dispuesta. Como hay un documento que estipula que, si el menor lo desea, puede asistir a la procesión, el juez dicta una medida de urgencia para que el niño pase un día y medio más con su padre.
Después llegaron la denuncia de la madre -que pedía la inhabilitación del juez durante 20 años e indemnizaciones de casi 200 000 euros (14 400 de multa, 60 000 para la madre, 100 000 al menor y 12 000 al otro hijo de la pareja)-, las noticias en la prensa y, un año y medio después, la sentencia. Aunque Serrano, como juez que es, manifiesta su respeto por la decisión de los tribunales y confía en el recurso del Supremo para poner fin a esta pesadilla - “no contemplo otra posibilidad que no sea mi absolución”- muchos amigos, admiradores y representantes de asociaciones de custodia compartida o padres separados van más allá.
Sentencia injusta, dice por ejemplo el presidente del Centro Jurídico Tomás Moro y abogado Javier Pérez Roldán. “Es una caza de brujas porque hay jueces que han cometido auténticas barbaridades, como ejecutar una sentencia de condena que no es firme, y no ha habido juicio contra ellos”.
Aviso a navegantes
Cuenta Pérez Roldán que Serrano es ese tipo de funcionario fuera de uso que no conoce la expresión de “vuelva usted mañana”. Es trabajador y no desoye a quien acude a su mesa pidiendo ayuda. No lo hizo, por ejemplo, cuando llegó a su juzgado una mujer desesperada porque el fin de semana el niño tenía que estar con el padre y éste no le iba a dejar hacer la comunión. “El niño estaba ilusionado, con su traje comprado. ¿Qué haces? Se adopta la medida para que el niño pase el día con su madre y haga la comunión”.
Justo lo que los menores nacidos en parejas que ahora se tiran los trastos a la cabeza necesitan y justo lo que, a juicio de Serrano, va a dejar de pasar con actuaciones como la del Tribunal Superior de Andalucía. “Si se sigue así no se van a tomar medidas urgentes y el día de la comunión, si la familia se mata, a pedir responsabilidades al maestro armero”.
No será él el que deje de hacer su trabajo por miedo, porque sueña con volver a los juzgados y seguir siendo el de antes, pese a quien pese. “Si yo volviera tendría que ser el mismo porque, si no puedo, ¿qué clase de juez soy?, ¿si sentencio con miedo, dónde queda la independencia judicial?”. Aunque la de ahora es la situación más grave en la que se ve, el titular del juzgado sevillano ha atravesado muchas otras dificultades en sus años de ejercicio. Primero alzó la voz contra la Ley Integral contra la Violencia de Género por considerar que vulnera algunos derechos del hombre, y se lio la marimorena. “Me han vetado en coloquios y conferencias, han vulnerado mi libertad de expresión”. Luego llegaron las críticas por las numerosas custodias compartidas que concedía, igualando en derechos y obligaciones a padre y madre, frente a la más extendida custodia para la madre con calendario de visitas del padre. Por eso también le atacaron. Los mismos que le cuestionaron cuando, en otra ocasión, otorgó la custodia a la madre pero puso una pensión muy alta al padre -un hombre con alto poder económico- para que el niño no se dejara deslumbrar por el alto nivel de vida de uno de los progenitores en perjuicio del otro.
Parece que, de un tiempo a esta parte, la actuación del juez Serrano está sometida al escrupuloso juicio de determinados sectores - “de la ideología radical de género” dice él- y que se ha ganado algunos enemigos - “muy poderosos, por lo que se ve”-.
Mientras él confía en la absolución del Supremo, otros como Pérez Roldán no son tan optimistas y piensan que, al haberse convertido el suyo en un juicio ideológico, cuanto más alto es el tribunal, más presiones hay.
Francisco Zugasti y José Antonio Caparrós, presidente de Projusticia y de la Federación Andaluza para la Defensa de la Igualdad Efectiva respectivamente, creen que la sentencia del TSJA es un toque de atención, un aviso a navegantes para que nadie cuestione las leyes establecidas por el feminismo radical. “Igual que pasó con el juez Ferrín, que se atrevió a desafiar al colectivo homosexual”.
Serrano, amparado por casi toda la carrera judicial, asegura tener la conciencia tranquila en lo que a su trabajo se refiere - “he buscado siempre el beneficio del menor”- y reivindica cambios en la legislación de familia. Nuevas formas de hacer que acaben con la guerra de sexos en que se han convertido los juzgados, con los niños como arma arrojadiza. “La mejor forma de evitar situaciones de violencia es evitar los desequilibrios que se generan, muchas veces, a la hora de entender la custodia de los hijos”.
Del jaque mate a las tablas
Que el divorcio es un drama lo tiene claro, pero intenta sacar la parte positiva de ese drama haciendo que sea, a la vez, un remedio a la situación de desamor de la pareja. Por eso el juezSerrano escribió el libro Un divorcio sin traumas en el que habla de la preocupante crispación -que va en aumento- que rodea a los procesos de separación. Hay denuncias falsas por maltrato, las hay. Hay resentimiento y despecho; hay violencia doméstica y hay sufrimiento, mucho sufrimiento, para unos hijos que ven como uno y otro progenitor compiten en cariño y tratan de conseguir que el otro sea, a los ojos de un niño, el malo de la película. Una batalla campal que, dice Serrano, no debe acabar en jaque mate, sino en tablas.
Así es. Las asociaciones feministas, además de costarnos millones a los contribuyentes, manipulan la Ley y sus estamentos, en ficciones juridicas sin precedentes.