Eso mismo. Para mí empieza otro ciclo que voy a pasar en silencio. Este viernes comienzo a visitar abogados para ver quién puede llevarme el caso.
A pesar de mi desconfianza en los abogados, sí que creo en los Jueces, sí que creo en la Justicia, y sí que creo en los finales felices, aunque no fáciles.
El trabajo de un Juez no es fácil. Quema mucho meterse en los problemas de los demás.
No os aburro más. Ojalá pueda contaros dentro de unos años que con esos 440 euros que me quieren birlar le he comprado un inmenso pastel de chocolate a mi mujer, que le gusta mucho el chocolate, y pueda compartir esa inmensa alegría con todos.