Me quedo con estos párrafos que ojalá no haya que seguir peleando por su cumplimiento:
Me parece un avance extraordinario. Tanto como el día que en este país se reconoció el divorcio o se le privó de elemento causal, es decir, ya no había que decir si mi mujer anda con otros hombres, si mi marido es bebedor, si ella no es muy limpia, si él me da muy mala vida, y sandeces por el estilo. Acabada la “affectio maritalis” no hay más motivo que ese, y no se puede obligar a nadie a prorrogar la agonía.
Y, a partir de ahora, en igualdad de condiciones. Bueno para todos, sinceramente, incluso para quienes ahora sientan que no se las ayuda. Pero sobre todo bueno para los hijos, que son los que merecen nuestra protección sincera.