Puedes ejercer perfectamente como constructor (y mas teniendo en cuenta que en este pais CUALQUIERA puede ejercer esa profesión de constructor, cuando mas un profesional), dandote de alta y cumpliendo todos los requisitos. Por supuesto, tendrás que cumplir con los temas de incompatibilidad y las normas deontológicas del Colegio de Aparejadores.
tendrás que darte de alta en autónomos (S.S.), si no lo estás a día de hoy
tendrás que darte de alta en el IAE (Hacienda) como empresa constructora (si es como empresa de pequeña dimensión será "de albañilería y pequeñas construcciones"), fijar un ámbito de actuación (local, provincial o nacional) ajustado a tus necesidades (sin caer en la tentación de pensar en gran empresa de ámbito nacional, porque no podrías pagarlo), elegir el modo de tributación y darte de alta en los censos fiscales correspondientes
a partir de ahí ya eres constructor, aunque no sepas coger una paleta
si, además, contratas trabajadores, tendrás que darte de alta en la SS como empresario (obtener un número de patronal) y dar de alta a los trabajadores (por cuenta ajena)
pensando en tener tu propia plantilla, creo conveniente que te lo haga una gestoría laboral, ya que se encargará de solicitar el libro de visitas, encajar la empresa en el modo de tributación adecuado a tus necesidades (módulos o general), redactar y comunicar los contratos de trabajo, etc
en cuanto a las incompatibilidades, ejerciendo como aparejador en profesión liberal realmente tienes pocas, casi ninguna ... porque, aunque en rigor las normas deontológicas te impedirían ser Director de Ejecución de aquellas Obras en las que actúas como constructor, en la práctica y para obras privada esa duplicidad de funciones únicamente llevaría a cargarte de responsabilidad, porque quizá el seguro como profesional pudiera dejarte sin cobertura
te hago esa indicación en ambos sentidos (la deontológica y la lógica) porque "deontológicamente" yo no debería haber sido el Director de Obra de la vivienda unifamiliar que una empresa ha construido para mí de acuerdo con un proyecto que yo mismo he redactado, y "lógicamente" lo he sido porque así lo he querido. El problema de incompatibilidad podría surgir si las relaciones con la constructora no hubieran sido excelentes, o simplemente correctas, o si se hubiera presentado un problema grave de ejecución, porque la constructora podría entender que mis decisiones estaban guiadas por intereses económicos (como promotor-propietario) y no por criterios técnicos (como Director de Obra). En mi caso, y casi todos actuaríamos de igual manera, asumí ese riesgo en la convicción de que las decisiones que tomo a diario como Director de Obra son aceptadas por la constructora en base al reconocimiento de una trayectoria profesional y una forma de hacer que no suele precisar demostración (aunque alguna vez me he equivocado), y en ningún caso como simples mandatos de quien tiene un título