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Hola. No es en toda Cataluña. Se ha suprimido en L'Hospitalet del Llobregat y ahora está en proceso de suprimirse el de Barcelona. Hay municipios catalanes que nunca lo han tenido y hay otros que, paradójicamente, los han creado argumentando como base la propia Ley de Libro Segundo del Código Civil de Cataluña, relativo a la persona y la familia, que entró en vigor el 1 de enero del presente año y que algunos dicen que eliminó los registros (por ejemplo, Sabadell, que no tenía y ahora tiene).
Hay que distinguir, con todo, la naturaleza de ese Registro de Parejas Estables, del efecto que produce en materia de Extranjería.
Lamentablemente, mucha gente se centra solo en el punto negro que es el efecto que produce en lo referente a Extranjería (que no es algo gratuito, sino que viene dispuesto en una Directiva de la Unión Europea, que ha sido transpuesta al ordenamiento jurídico español) y no cae en cuenta que la finalidad de estos Registros, de naturaleza administrativa, era, fundamentalmente, ofrecer a los particulares un medio para dar publicidad a su relación y a la vez facilitar la prueba de esos asientos, para que los interesados pudieran hacer los usos legales que estimaran convenientes. Y cuando se crearon (el de Barcelona es el más antiguo, data de 1994), se lo hizo pensando en parejas, sea del mismo o de diferente sexo, que establecían o ya tenían establecida una comunidad de vida análoga a la conyugal, independientemente de su nacionalidad, si bien se exigía que tuvieran ambos o al menos uno vecindad administrativa en el municipio o en la Comunidad Autónoma. En su momento, fue una manera de dar respuesta a la falta de regulación estatal en esta materia y en este sentido, ciertamente, Cataluña fue pionera, tanto con la creación del Registro de Uniones Civiles del Ayuntamiento de Barcelona, en 1994, como con la Ley de Parejas Estables de 1998, hoy incorporada al texto de la Ley de Libro Segundo del Código Civil de Cataluña, relativo a la persona y la familia.
Los perjudicados de la supresión del Registro serán, antes que los extranjeros, los propios barceloneses nativos y españoles empadronados en Barcelona, que en adelante no tendrán un medio gratuito para hacer constar su relación por instrumento público y tendrán que forzosamente acudir a un notario, que les significará un desembolso económico.
No es aceptable, en todo caso, que por la fijación en un efecto jurídico, que viene ordenado por Derecho Comunitario Europeo (y esto no tiene por qué molestar a nadie, tampoco se comprende que haya personas a las que les irrite algo que viene ordenado por el Derecho, teniendo en cuenta que el Derecho Comunitario Europeo tiende a procurar facilitar las cosas a los familiares de comunitarios), se perjudique a prácticamente la población entera de una ciudad, que es la segunda más importante de España.
Un cordial saludo.
Hay que distinguir, con todo, la naturaleza de ese Registro de Parejas Estables, del efecto que produce en materia de Extranjería.
Lamentablemente, mucha gente se centra solo en el punto negro que es el efecto que produce en lo referente a Extranjería (que no es algo gratuito, sino que viene dispuesto en una Directiva de la Unión Europea, que ha sido transpuesta al ordenamiento jurídico español) y no cae en cuenta que la finalidad de estos Registros, de naturaleza administrativa, era, fundamentalmente, ofrecer a los particulares un medio para dar publicidad a su relación y a la vez facilitar la prueba de esos asientos, para que los interesados pudieran hacer los usos legales que estimaran convenientes. Y cuando se crearon (el de Barcelona es el más antiguo, data de 1994), se lo hizo pensando en parejas, sea del mismo o de diferente sexo, que establecían o ya tenían establecida una comunidad de vida análoga a la conyugal, independientemente de su nacionalidad, si bien se exigía que tuvieran ambos o al menos uno vecindad administrativa en el municipio o en la Comunidad Autónoma. En su momento, fue una manera de dar respuesta a la falta de regulación estatal en esta materia y en este sentido, ciertamente, Cataluña fue pionera, tanto con la creación del Registro de Uniones Civiles del Ayuntamiento de Barcelona, en 1994, como con la Ley de Parejas Estables de 1998, hoy incorporada al texto de la Ley de Libro Segundo del Código Civil de Cataluña, relativo a la persona y la familia.
Los perjudicados de la supresión del Registro serán, antes que los extranjeros, los propios barceloneses nativos y españoles empadronados en Barcelona, que en adelante no tendrán un medio gratuito para hacer constar su relación por instrumento público y tendrán que forzosamente acudir a un notario, que les significará un desembolso económico.
No es aceptable, en todo caso, que por la fijación en un efecto jurídico, que viene ordenado por Derecho Comunitario Europeo (y esto no tiene por qué molestar a nadie, tampoco se comprende que haya personas a las que les irrite algo que viene ordenado por el Derecho, teniendo en cuenta que el Derecho Comunitario Europeo tiende a procurar facilitar las cosas a los familiares de comunitarios), se perjudique a prácticamente la población entera de una ciudad, que es la segunda más importante de España.
Un cordial saludo.
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