Tengo intención de dimitir de mi puesto de trabajo en unas semanas. Según mi convenio (oficinas y despachos Cataluña) y mi grupo profesional (1) tengo que dar un preaviso de 30 días (entiendo que naturales, aunque el convenio no lo especifica). Sin embargo, este periodo se solapará con las tres semanas de vacaciones que tengo pactadas desde hace meses. ¿Hay algún problema en ello? ¿La empresa puede obligarme a retrasar mi último día o no disfrutar de días de vacaciones?
Si además aún me quedan días de vacaciones sin disfrutar, ¿puedo exigir disfrutarlos durante el resto de días del preaviso? Entiendo que aquí la empresa sí tiene derecho a negarse.
Finalmente, ¿puedo escoger como mí último día de trabajo un domingo? Si entrego mi carta de renuncia un viernes, ¿el sábado ya empieza a contar como día de ese periodo de preaviso?
A sus preguntas:
"¿Hay algún problema en ello? ¿La empresa puede obligarme a retrasar mi último día o no disfrutar de días de vacaciones?". No hay ningún problema. Si usted ya tiene fijadas las vacaciones, debe disfrutarlas. La empresa podría pedirle que no las disfrute para hacer un traspaso ordenado, pero no se las puede cancelar de manera unilateral.
"Si además aún me quedan días de vacaciones sin disfrutar, ¿puedo exigir disfrutarlos durante el resto de días del preaviso?". Como usted indica, aquí la empresa se puede negar. Las vacaciones se deben pactar con dos meses de antelación. Ninguna de las partes puede imponerlas.
"¿puedo escoger como mí último día de trabajo un domingo? Si entrego mi carta de renuncia un viernes, ¿el sábado ya empieza a contar como día de ese periodo de preaviso?". La fecha de finalización de la relación laboral la decide usted. El preaviso cuenta desde el día siguiente al que usted lo comunica, por lo que si lo hace un viernes, si, el sábado ya empieza a contar.
Dicho todo esto y, como mera opinión personal, nunca está de mal acabar de la mejor manera posible cualquier proyecto.
Estoy de acuerdo en tu opinión. Siempre he acabado bien en mis anteriores trabajos y conservo amistad con varios de mis antiguos jefes. Sin embargo, hay ocasiones como la que me ha tocado vivir en que cualquier mínimo favor hacia esa empresa resulta una injusticia.