Los niños son los más pobres de los pobres, pero también de los ricos. Un 26% de los menores españoles está en una situación de riesgo de pobreza. El porcentaje es tres puntos superior al de hace 10 años, según la Comisión de Salud europea. El resto de la UE tampoco lo está haciendo mucho mejor: la tasa que mide las estrecheces que atraviesa la infancia -los que disponen de unos ingresos inferiores al 60% de la media- es del 19% (hace 10 años era el 18%). En cambio, en adultos esta proporción ha bajado del 17% al 15%, lo que indica que hay un abandono de los más jóvenes.
Los modelos de familia son clave en esta situación. Las monoparentales (el 90% a cargo de mujeres) duplican la tasa de pobreza de las familias de cuatro miembros (padres y dos hijos). Pero también las numerosas tienen problemas.
En los tres grupos (pareja con dos hijos, con más de dos hijos o monoparental), los índices españoles son peores que la media de la UE. Además, el porcentaje de las ayudas sociales dedicados específicamente a la infancia en España es el más bajo de la UE.
Madres trabajadoras
Otro aspecto que destaca la UE es el abandono de las madres del trabajo, que es mayor en España que en otros países. También es el tercer país en abandono escolar, medido como menores de 17 años que dejan de estudiar. Ello, lógicamente, les permite acceder a trabajos peor pagados.
La Comisión añade un dato: la falta de atención de los menores se produce en un contexto en teoría beneficioso para ellos: ha aumentado la riqueza, de todos los países de la UE y ha disminuido en 10 millones (ahora son 98 millones) los niños, con lo que, en teoría, tocarían a más.