ACEPTAR LA MEDIACIÓN ES SÍNTOMA DE SER UNA PERSONA CIVILIZADA Y MADURA
En una entrevista en la que Purificación Pujol, magistrada y escritora, presenta su nuevo libro, describe su visión acerca del divorcio y la mediación.
La perspectiva de la magistrada Purificación Pujol acerca de las circunstancias en las que se consuma un divorcio es que es fundamental luchar por encontrar un acuerdo. Y es que en su opinión, “Desgraciadamente una mala separación, como estamos viendo, con demasiada frecuencia, puede desembocar en una situación lamentable de violencia de género.”
Cuando durante el proceso de ruptura la pareja no consigue llegar a tomar decisiones de mutuo acuerdo, Pujol observa que “La espiral en la que se meten las parejas es como un abismo del que es complicado salir, repleto de agresividad y que puede tener consecuencias insospechadas.” De hecho, introduce el concepto de la violencia de género como resultado de tal abismo, unido al sentimiento extremo de pérdida y frustración, afirmando que “En muchas ocasiones los episodios de violencia de género suceden cuando se percibe en el ambiente que a esa persona se le despoja, por diversas circunstancias de todo lo que tenía, entonces llega al abismo y sucede lo que nadie quiere.”
Partidaria de la mediación familiar para buscar el consenso, hace hincapié en su nuevo libro, “El divorcio elegante”, en la necesidad de “luchar hasta el final por el convenio de mutuo acuerdo”, así como por la selección adecuada de abogado. De acuerdo a su ideal, dicho abogado deberá tener “grandes dotes de psicólogo”, ser “eficaz en su cometido” y “manejar los mecanismos que regulan la subjetividad, la personalidad y las interacciones humanas”.
Además, al proceso habría que añadirle la posibilidad de integrar la mediación familiar, herramienta de la que considera que “es básico apostar por ella.” En declaraciones para la entrevista publicada por DiarioJurídico, comenta que “Sería ideal que parte de los procedimientos de familia ahora abiertos pudieran tener una resolución por la vía de la mediación”, aunque reconoce que “no siempre es posible”. Y es que, tal y como la magistrada indica, “Aceptar la mediación es síntoma de ser una persona civilizada y madura”.