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Algo se está moviendo en la sociedad...

2 Comentarios
 
10/03/2009 14:31
urvanita para modificar la constitucion, segun tengo entendido dentro del poco conocimiento que tengo de derecho constitucional, para hacer eso tienen que dimitir todo el congreso hacer nuevas elecciones y el nuevo congreso votar si se cambia o no, y como usted entendera en este pais en que todos los politicos viven muy bien de su cargo y muchos no tienen otra cosa entre ellos el mismo zapatero, ¿que partido despues de haber ganado las elecciones va a permitir que se lo quiten esos cuatro años de vivir muy bien, asi que lsegun está montado el negocio politico en este pais la constitucion no se cambiara nunca pese a quien pese, y lo que piensen los ciudadanos les trae sin cuidado.
27/02/2009 13:25
Al leer lo que has escrito, me he sentido absolutamente identificada contigo.
Cuando veo las noticias en la televisión (suelo oirlas en varios canales), leo los periódicos en internet, casi a diario pronuncio la misma expresión: "¡Qué fuerte!¡Qué fuerte!". Y me pregunto: ¿Estamos locos?.
Por lo que se refiere al padre de la niña de Alcacer, se me rompe el alma cada vez que le veo ahora en televisión. ¿No ha tenido bastante para ahora tener que soportar esto? Dejarlo en paz ¡por humanidad!. Buscaré en esta MARAVILLA que es internet a ver si hay alguna plataforma de apoyo.
¿Has enviado tu escrito a algún Órgano de los que nombras?
Un cordial saludo
Algo se está moviendo en la sociedad...
27/02/2009 12:22
Esta crisis es algo más que una crisis económica, es una crisis de valores y
de formas de hacer política y administrar justicia que han demostrado ser
ineficaces, deshonestas, hipócritas y alejadas de los problemas reales de la
sociedad y del sentir mayoritario de los ciudadanos.

Los ciudadanos ya han empezado a rebelarse contra la política y la justicia,
y es necesario que sigamos haciéndolo.

Me han llamado la atención dos casos actuales.

El primero, poco comentado en los medios por no ser "políticamente
correcto", fue una declaración del padre de la niña asesinada recientemente,
después de su entrevista con Zapatero para pedirle la instauración de la
cadena perpetua. Zapatero le dijo que la cadena perpetua no era posible
porque habría que reformar la Constitución. La respuesta del padre ante los
medios fue con la siguiente frase (más o menos): "A los españoles no nos
quita el sueño que nos gobierne un rey o una reina, pero sí nos quita el
sueño que maten a nuestros hijos...". Se refería a la polémica que surgió
con la sucesión al torno en la familia real de que por motivos de igualdad
de género se debería modificar la Constitución para que pudiera reinar una
mujer. En efecto, eso a los ciudadanos nos importa un CARAJO. Total, los
reyes están de adorno y viviendo a costa del erario público. Este episodio y
esa magistral frase del padre de la niña ponen de manifiesto el alejamiento
que existe entre la sociedad, con sus problemas reales, y la política, con
sus "problemas inventados".

El otro caso es el del valiente que la emprendió a mazazos contra la herriko
taberna. Mientras los políticos, en este caso los del PNV y sus socios, y
también en cierta medida los socialistas, miran para otro lado con el tema
del terrorismo, marean la perdiz, buscan negociaciones políticas, siguen
pensando en el terrorismo como un problema político, etc., llega un tipo al
que le han hinchado los cojones y responde a esa gentuza como se merecen.
Ahora vendrán todos los defensores de lo políticamente correcto diciendo que
no se puede contestar a la violencia con violencia y bla, bla, bla... pero
lo cierto es que cuando el Estado, a través del poder político y el poder
judicial, no defiende a los ciudadanos, no repara las injusticias, no hace
cumplir la Ley y permite la impunidad de los violentos y sus cómplices, la
venganza se convierte prácticamente en una defensa legítima. Aquí, una vez
más, se ha demostrado el alejamiento de la política y la nusticia con
trespecto a la sociedad. Y veremos la que le cae al pobre hombre...

Un tercer caso, que no tiene tanto que ver como los dos anteriores, pero que
también muestra el endiosamiento y el alejamiento de la justicia con
respecto a la realidad social, es el caso del padre de una de las niñas del
crimen de Alcaser. Resulta que ahora este hombre va a ser procesado y puede
ser condenado a varios años de cárcel por injurias y calumnias contra los
jueces, fiscales, peritos y guardias civiles del caso. Todo lo que dijo ese
padre, cierto o no, está en el contexto de un hecho personal y social
gravísimo, como fue ese asesinato múltiple, y se explica desde el dolor, la
rabia y la impotencia de un padre que ha perdido a una hija.
Independientemente de lo que diga la Ley, resulta de un mal gusto, de una
deshumanidad, de una soberbia, de una prepotencia y de una falta de
compasión total que esas personas presuntamente injuriadas se hayan
querellado contra este señor porque les criticó. En cierta manera, este
asunto me recuerda un poco al caso de ese sinvergüenza que atropelló a un
chaval que iba en bicicleta y todavía tuvo la cara dura de demandar a sus
padres para que le pagaran los desperfectos del coche. Hay una cosa muy por
encima de la justicia (al menos de la justicia que padecemos), y es la
integridad, la honestidad moral y los sentimientos de las personas. Hay un
concepto muy importante y muy poco y mal utilizado en el Derecho, que es el
del "ejercicio antisocial del derecho". Este es un caso claro de ese
ejercicio antisocial del derecho. Lo verdaderamente justo y social no es que
se condene a esa persona a la cárcel sino que en todo caso repare esas
injurias y calumnias con una declaración pública en la que desagravie a los
ofendidos.

Asistiremos continuamente a otros casos que muestran el grave alejamiento
del poder político y judicial con respecto a la sociedad, y la única
solución es que los propios ciudadanos nos rebelemos contra eso en las
urnas, protestando, enviando escritos de queja al CGPJ, al defensor del
pueblo, a los responsables políticos, etc. Esta crisis debería valer para
algo más que lo meramente económico, debería servir para cambiar las
conciencias, para profundizar en nuestra democracia y para conseguir que los
poderes públicos actúen al servicio de los ciudadanos, y no éstos al
servicio de aquéllos.