Os exponemos nuestro caso ya que estamos un poco angustiados por el acoso al que nos someten nuestros vecinos, aunque escuchando su versión, los acosadores somos nosotros y tal vez esto sea lo que más nos molesta.
Hace ya más de tres años nos mudamos a vivir a nuestro actual piso, un pequeño ático en Barcelona. El piso había estado deshabitado durante bastante tiempo y lo reformamos por completo. En la terraza, que se encontraba ya cubierta con una estructura metálica, lo único que hicimos fue cambiar el suelo y poner un falso techo.
Los problemas con nuestros vecinos empezaron hará ya más de dos años. Se quejaban de que poníamos la lavadora y la secadora por la noche y no les dejaba dormir. En esa ocasión era cierto así que desde entonces nunca enchufamos estos electrodomésticos por la noche (ni el lavavajillas tampoco, nunca se han quejado de éste pero por si acaso).
Aún así, siguieron quejándose de que seguíamos haciendo funcionar la lavadora y la secadora a deshoras. Como no era cierto, tuvimos una reunión con el presidente de la escalera de mediador (de la que no hay acta) en la cual les comentamos que, pasadas las diez de la noche el único electrodoméstico que podía llegar a molestarles era el aparato de aire acondicionado y les propusimos que cuando oyeran ese ruido que no les dejaba dormir, nos avisaran y que juntos intentaríamos encontrar la causa del ruido. Pero ellos se cerraron en banda y lo único que hicieron fue llamarnos mentirosos por decir que no poníamos la lavadora ni la secadora por la noche.
A principios del 2009, recibimos una notificación del Ayuntamiento en la que se nos avisaba que tras la denuncia presentada por un vecino iban a pasar a comprobar el nivel de ruidos emitidos por nuestro aparato de aire acondicionado. En la denuncia impuesta ante el Ayuntamiento, lo primero que se decía es que habíamos realizado obras en la terraza.
Cuando los técnicos del Ayuntamiento se presentaron en nuestra casa, antes de acceder a ella, lo primero que nos dijeron es que habíamos cubierto la terraza y que por tanto nos llegaría una orden de demolición del cubrimiento.
Durante la realización de la prueba, dos técnicos permanecieron en nuestra casa, estuvimos con ellos charlando en la mesa de la terraza mientras seguíamos sus instrucciones para la realización de la prueba, mientras otro técnico tomaba las mediciones pertinentes en casa de los vecinos. La prueba tuvo que repetirse ya que durante su realización, el técnico que estaba en casa de los vecinos llamó a los que estaban en la nuestra para decir que se oían golpes que afectaban al resultado, y preguntó que si los golpes venían de nuestra casa, a lo que el técnico respondió que no, que los cuatro estábamos sentados y hablando tranquilamente.
El resultado de la prueba fue que el nivel de ruido emitido por nuestro aire acondicionado, no llegaba al límite legalmente establecido y que por tanto podíamos utilizarlo cuando nos pareciera oportuno.
Días más tarde, nos llegó, tal y como había advertido el técnico del ayuntamiento, la orden de demolición del cubrimiento de la terraza. Resulta que el cubrimiento de la terraza tiene más de 15 años. Cosa que pudimos demostrar por la cédula de habitabilidad (no la que nos dieron al comprar el piso, sino la del anterior propietario) y otra documentación que conseguimos reunir.
Lo último, ha sido que ayer nos llegó una multa por ruidos molestos. La fecha de la denuncia es la noche del 7 al 8 de diciembre, víspera de la Inmaculada Concepción (festivo en Barcelona) a la una y cuarto. Esa noche estuvimos cenando con dos amigos en la terraza (total 4 personas) estuvimos charlando y ni siquiera pusimos música.
Un día antes de que nos llegara esta multa, tuvimos una desagradable discusión con los vecinos en el rellano. En el que nos dijeron que habían llamado varias veces a la Guardia Urbana para quejarse de nuestros ruidos, y que un día habían venido y no les habíamos abierto la puerta. Supongo que sería ese día, la verdad es que desde la terraza no oímos a nadie llamar a la puerta. En éste encuentro fortuito, nos volvieron a acusar, delante de varios vecinos y con gran teatralidad, de mentirosos y de hacer ruidos y dar golpes (“golpeando el suelo con una banqueta”, “buscando dónde están ellos para dar allí los golpes” según sus propias palabras) acusaciones evidentemente falsas.
En los próximos días recurriremos ésta multa, ya que no podemos estar conforme. En ella no se dice más que el hecho denunciado son los ruidos molestos domiciliarios.
En fin, todo este rollo es para preguntaros:
-¿Podemos saber cuantas veces han llamado a la Guardia Urbana para quejarse de nosotros?
-¿Qué podemos hacer si siguen denunciando sin razón? ¿Tenemos que estar cada tantos meses liados con recursos, presentación de pruebas y visitas al Ayuntamiento por el mero hecho que ésta gente nos acuse injustificadamente una y otra vez?