Llevo mucho tiempo queriendo escribir esto.
Cuando dos personas deciden tener un hijo, deberían, antes, firmar un contrato en el que se comprometen a educar juntos a sus hijos. Eso conllevaría, amén de educarles juntos, que los padres vivieran juntos, hasta que los hijos alcanzaran la mayoría de edad. Puede pasar que los padres no se quieran: STOP, habrá que cumplir el contrato, habrán de respetarse, habrá que cumplir con unas obligaciones de convivencia que muchas veces no se deseen. En resumen, habrá que ser consecuentes con lo firmado. Si el contrato resulta que no se quiere firmar por alguna de las partes, entonces entiendo que no se es en absoluto responsable para a educación de un hijo.
Porque un hijo es eso, un HIJO. Y los hijos nacen para ser queridos, para ser educados, para ser formados, para ser unos hombres y unas mujeres de bien, con derechos, con obligaciones. Y para conseguir todo eso, debe haber un esfuerzo conjunto entre los padres.
Mientras que no se tenga esa conciencia y ese sentido del deber y la responsabilidad, que no se traigan HIJOS al mundo.
Y el que no cumpla el contrato, ya sea el padre o la madre, se quedó sin hijo.
Puedo parecer a algunos algo extremista. Pero los casos que estoy leyendo y que oigo a miles sobre la batalla con los hijos, se reducirían muchísimo. Y al que no le guste su marido, se aguanta, y al que no le guste su mujer, se aguanta también. Que los hijos no son moneda de cambio.
saludos.