«Termino de ojear en un atardecer otoñal mi viejo Código Civil, recauchutado con cinta celo y muy manoseado después de 30 años de ejercicio profesional. Estoy dándole vueltas a la cabeza con los nuevos textos contractuales pergeñados para la nueva era de la automoción. Pienso en lo conveniente y en lo necesario y trato de dar sentido a mi humilde oficio. Lo hago a regañadientes porque no me gusta lo que se avecina.«