Una escolar de Alicante recibirá la misma protección que las mujeres maltratadas tras el acoso de unos compañeros
Por primera vez la Fiscalía de Menores de Alicante ha aplicado el protocolo establecido oficialmente para los casos de mujeres maltratadas a una estudiante de Secundaria de un instituto de Alicante. La alumna declaró ante la Policía el acoso continuado que ha sufrido a lo largo de todo el curso por otros cuatro estudiantes del mismo centro, y las medidas que se han adoptado para su protección son consecuencia de la «gravedad de los hechos«.
Además de la consiguiente orden de alejamiento que pesa sobre dos de los alumnos implicados en el acoso, los cuales son mayores de 14 años, la menor acosada dispondrá desde hoy mismo de un dispositivo móvil que le facilitará una comunicación inmediata y directa con la Policía siempre que se considere amenazada por la cercanía a menos de 300 metros de los estudiantes que le acosaban.
De momento, en el Instituto Miguel Hernández de Alicante, donde han tenido lugar estos hechos, se ha decidido desplazar a la biblioteca a uno de los estudiantes sobre los que pesa la orden de alejamiento para que no siga coincidiendo en la misma clase con la joven acosada.
La actuación de la Fiscalía en este asoso escolar se ha producido tan sólo una semana después de que la madre de la alumna presentara la denuncia en la Comisaría del distrito centro de Alicante, denuncia que fue interpuesta por la madre en el momento en que tuvo conocimiento de boca de su hija de los supuesto hechos. La niña relató que en los dos últimos meses se ha sentido todavía más intimidada por estos alumnos puesto que por el instituto han comenzado a dirigirse a ella como «la puta» porque circula el comentario de que se le puede tocar el pecho o el culo sin que pase nada. De hecho, asegura que otros compañeros que no han tenido que ver con este acoso continuado se han atrevido también a darle alguna palmada en el trasero cuando se han cruzado con ella por el centro.
A partir de ese momento fue cuando en casa de la menor se percataron de que tenía problemas de sueño, desajustes alimenticios y que estaba "muy nerviosa" y "evitaba tener contacto con la familia", algo que inicialmente achacaron a la adolescencia.
La joven de 14 años explicó en su declaración ante la Policía que no se lo había contado antes a su familia porque siempre pensaba que iba a ser algo pasajero y porque además le daba vergüenza, ya que en ocasiones tanto los comentarios vejatorios como las palmadas en el trasero han tenido lugar delante de compañeros en clase o en los pasillos, aunque nunca con profesores delante.
El juzgado de Menores precisa en su auto que está «acreditada» la «realidad del ilícito penal de trato degradante» y que existen «indicios más que suficientes que abonan la participación material de los dos menores en la comisión de los hechos cuya gravedad intrínseca resulta innegable».
Dada esta «gravedad» se ha actuado con diligencia y extremando las medidas de protección para con la víctima.
Cecilia Torres, madre de la niña, insistió en que no quiere cambiar a su hija de centro, manifestó que en los últimos días los presuntos acosadores evitan cruzarse con su hija cuando coinciden en el centro puesto que son conocedores de que "con una denuncia más deberán presentarse en el tutelar de menores".