El padre separado al que un tribunal le insta a ganar más dinero para que sus hijos no pierdan confort relata su batalla judicial
Encarna Maldonado / Málaga / 14.02.2008
Dice que es un padre en apuros. Decidió separarse hace algo más de año y medio. Desde entonces, ha sido acusado y absuelto de malos tratos, tuvo que abandonar su casa en menos de 24 horas, recoger su ropa en bolsas de basura acompañado por la Policía, tiene dos sentencias que considera contrarias a sus intereses, ha estado 72 días sin ver a sus hijos, ha recusado a una magistrada, ha presentado una queja en el Consejo General del Poder Judicial, ha acudido al Tribunal Supremo, ha formulado un recurso extraordinario por infracción procesal y ya piensa en acudir al Tribunal Constitucional.
Y lo peor, explica, es que se siente desamparado. Por eso no quiere que su nombre se conozca. Ni siquiera las iniciales. El último golpe que ha encajado ha sido una sentencia de la Sección Sexta de la Audiencia de Málaga. Había pedido compartir la custodia de sus dos hijos con la madre. Por si el tribunal le decía que no, había planteado una alternativa: estar con los menores además de los fines de semana alternos, una tarde con su respectiva noche cada dos semanas.
La sala le dijo no a todo. Y lo que peor ha encajado es que en vez de recibir una respuesta jurídica, ha recibido "una respuesta de pescadera".
Los magistrados apuntan que los niños, "como las personas mayores, precisan de una estabilidad en cuanto a su dormitorio, su mesa de estudio y sus juguetes y enseres particulares, que no pueden ser duplicados en casa del otro progenitor". "¿Visto así, es que yo no puedo hacer los deberes con mis hijos en mi casa. Es que no van a poder jugar conmigo?". A esto es lo que llama "una respuesta de pescadera".
El tribunal le recomienda además "intensificar su trabajo", para que sus hijos no pierdan confort. Para este hombre, ampliar el tiempo que está con sus hijos no es ganar munición en la batalla conyugal, sino mantener la vida y la relación que tenían antes de separarse. "Yo no he sido un padre que llegaba a casa a las nueve y media de la noche. No. Era el que cocinaba en casa, les he llevado a la guardería, les he enseñado... Y, sobre todo, mis hijos quieren estar conmigo". Sin embargo, se queja de que ningún juez ha querido oír a los niños y está convencido de que a sus nueve años son lo suficientemente "maduros" como para decir cuándo y cómo quieren estar con el padre o con la madre.
A lo largo de esta batalla de desgaste, este padre afirma que lo que ha aprendido es que los hombres "somos potenciales maltratadores y cajeros automáticos". Recuerda que al inicio de la separación fue denunciado por maltrato y, aun cuando fue absuelto, "el estigma" ha quedado. Ahora, un juzgado instruye un procedimiento por presunta denuncia falsa.
Presentó una queja en el Consejo General del Poder Judicial después de estar 72 días sin ver a sus hijos que fue rechazada, decisión ahora recurrida ante el Tribunal Supremo.
Al tiempo, recurrió las medidas cautelares ante la Audiencia pero observó que una magistrada del tribunal era conocida de la familia. Entonces la recusó. La juez fue sustituida al atribuirse la secretaria judicial un error, y ese mismo tribunal ha sido el que le ha mandado a trabajar más.
Ya ha presentado un recurso extraordinario ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJA) porque considera que sus derechos han sido vulnerados. "Yo sólo quería separarme", se lamenta.
Sentencias tan absurdas como esta son las que hace que la gente acabe pensando que la justicia es un cachondeo. Ese juez no tiene ni idea de lo que habla y por el bien de este hombre y de sus hijos espero que pueda ganar todos los recursos que presente.
Es increíble. Hay cosas que dejan de asombrarme.
Si pasan de los hijos son malos padres y si quieren ocuparse de ellos se les pone cientos de problemas... esto no hay quién lo entienda.
Mucho ánimo a todos los padres que luchan por sus hijos, que no dejen de hacerlo.
Esto es TERRIBLE, en que manos estamos, creo que de alguna manera todos estamos afectados y no podemos volver la cara, de una u otra forma todos pagamos o pagaremos las consecuencias, cuando no se imparte justicia se imparte desazón, odio, rencor, desánimo, infelicidad, enfermedades mentales, a todos en general, a la sociedad, no solo a los que lo sufren en primera instancia, vivimos en un mundo deshumanizado gracias a nuestros dirigentes, a las injusticias que se imparten, al ejemplo que dan a los ciudadanos, los que mas tienen que poner, que para eso cobran millonadas. Estamos hartos de escuchar sentencias sin sentido, una detras de otra. Los jueces se pueden equivocar pero este tipo de sentencias no parece que lo sean, puede que sean dictados de sus conciencias que quizá un dia la perdieron a lo mejor dejandose la vida por conseguir lo que ahora tienen, es decir, nada.