La situación es la siguiente: un empresario contrata a un íntimo amigo suyo, con contrato ordinario a tiempo completo.
Como el amigo está de pufos hasta el cuello, le dice al empresario que si no le importa cambiarle el contrato a 4 horas, trabajando igual las 8, pero dándole el empresario el salario correspondiente a las otras cuatro horas en B, para que así no le puedan embargar el salario.
El bueno del hombre accede, y en la confianza de la amistad, ni siquiera le hace firmar al empleado un recibí por la pasta que le paga en B.
Los amigos se enfadan, el trabajador se marcha cabreado, y ahora le plantea a su ex-amigo y ex-jefe una reclamación salarial en la que le pide los salarios correspondientes a las cuatro horas que cobraba en B, más infinidad de horas extras, más las vacaciones ya disfrutadas (pero no firmadas).
La caradura del sujeto no tiene paragón, pero el hecho es que le reclama 30.000 euros al empresario, y este no tiene prueba documental de haberle pagado en B, y de haberle dado las vacaciones. ¿Qué hacer?
P.D. Este es un caso de puesta en práctica de lo que algún forero recomienda habitualmente hacer a los trabajadores. A mí lo que me parece es una sinverguencería sin nombre, y al que recomienda hacerlo lo considero tan o más sinvergüenza que al trabajador.