Gracias por la información, que es muy útil. Lo más interesante, sin embargo, es que se abra la posibilidad de ser tenido en cuenta este síndrome en los juzgados, con condenas para quien lo provoca. Si conocéis de alguna sentencia en este sentido, sería fenomenal concoerla. Y, por cierto, ¿dónde puedo obtener info sobre vuestra Asociación? Saludos.
José Manuel Aguilar Cuenca, psicólogo clínico y forense, especializado en la evaluación y tratamiento de las patologías que se analizan en el ámbito de los tribunales, ha publicado el libro: Síndrome de Alineación Parental , Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro.
Y en él, describe lo siguiente:
“LA ESTRATEGIA DE ELIMINAR TODO CONTACTO ENTRE EL PROGENITOR AUSENTE Y EL HIJO ES LA PEOR DECISIÓN QUE PUEDE ADOPTARSE EN UN CASO DE MANIPULACIÓN PSICOLÓGICA ( SÍNDROME DE ALINEACIÓN PARENTAL)”.
Cuando un sujeto pierde el contacto con el padre, se encuentra en plena disposición de corromper la verdad, en tanto desaparece la prueba de realidad que el contacto provoca.
La primera intención de un padre alienador es aislar a un hijo del entorno con el que antes interaccionaba y le enriquecía, es decir, el alienador busca generar una dependencia excluyente; esto tiene como objeto la construcción de un vínculo afectivo de sumisión que se convierte en su fuente principal de interacciones afectivas seguras.
La segunda intención del progenitor alienador es el deseo de interferir en otras visiones de la realidad que el hijo pudiera llevar a cabo. Como interés secundario, cuando un padre alienador aísla a un hijo del entorno con el que antes interaccionaba y le enriquecía, busca impedir que tenga contacto con otras visiones de la realidad.
Si se adopta como estrategia la eliminación del contacto, se apoyarán las intenciones patológicas del alienador.
Si nuestra intención es limitar la progresión del daño alienador, nuestra principal estrategia es impedir ese entorpecimiento, aún del modo más breve posible. De todos los casos en lo que he participado, aquellos en los que se ha mantenido-aún únicamente durante dos horas a la semana-el contacto con el hijo alienado, el vínculo afectivo y los intentos de alienación del progenitor no han avanzado en la intensidad que éste hubiera deseado. Por supuesto, ante la presión ejercida por el programador, de modo puntual aparecerán expresiones en el menor de rechazo o contrariedad ante el progenitor alienado, pero es habitual que esto desaparezca a los pocos minutos de la convivencia en común.