Cierto es Emigrante, pero para que un niño interiorice esa imagen que le proyectan, tiene que comprobar que se cumple. En caso contrario, dudo mucho que sigan a pie juntillas lo que desde la otra parte le quieren inculcar a pesar de comprobar que cuando están con el padre la experiencia que vive con él no se lo demuestra. Son inocentes pero no son tontos.
Pero a veces ni siquiera tienen tiempo de comprobarlo, porque prácticamente no han vivido con la otra parte y pesa más el prejuicio que han colocado en su mente.
Los menores no interpretan igual que los adultos, así que no parece lógico esperar que los menores "comprueben" lo que el alienador les diga... sobre todo si se considera que hay adultos que no comprueban.
EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL
Autor: José Manuel Aguilar Cuenca. Psicólogo
Edita: Oficina del Defensor del Menor en La Comunidad de Madrid
Depósito Legal: M-15390-2006
(...)NOS DIVORCIAMOS ¿QUÉ HACER?
(...)Cuidad vuestro lenguaje. Ellos pueden malinterpretarlo, considerar que estáis intentando agredir al otro o sentir vuestro dolor sin poder hacer nada. Ellos no interpretan las palabras y gestos de los adultos del mismo modo que vosotros.(...)
En efecto, Pedro, los menores son inocentes, en ningún caso tontos, la tontería es de adultos y se transmite de adultos a menores. Decirle, en este sentido, que algún libro podría escribir sobre el tema, fui profesor en situaciones especiales, adultos y no tan adultos. Algún punto tengo a mi favor cuando demostré andando que no había tontos sino un desastroso sistema educativo. Hubo padres que me decían que su hijo no valía para estudiar, bastaban unos pocos meses para demostrar lo contrario, para demostrar que todo el mundo puede y derribar el nefasto efecto Pigmalión que estaban ejerciendo los propios padres. Pero hay que saber el cómo, hay que saber motivar y hay que saber despertar unas mentes que valen tanto como cualquiera otra. Hoy en día esos supuestos tontos ni se imagina donde han llegado, vamos, se cumple con creces, como debe ser, que el alumno supera al maestro, para eso estamos los que ejercemos o ejercimos la docencia, para que el discente nos supere con creces. Lamentable el sistema educativo, nada ajeno hoy en día, tanto como antes, al adoctrinamiento político, que vienen a padecer nuestros menores y muchos supuestos adultos. Pero este es otro tema.
Vayamos con el tema concreto del SAP, manipulación parental, alienación o cualquier otro concepto que encierre lo que es una realidad evidente, y posible encubridora de otras realidades. Hablamos de menores de 0 a 18 años, por cuestiones obvias dicha manipulación es menos factible cuanto más nos aproximemos a esos 18 años, sin perjuicio de que cualquier adulto también es manipulable, aunque para ello se tengan que provocar unas determinadas circunstancias y utilizar métodos más refinados. Esto lo saben muy bien nuestros políticos, expertos, hasta caer en lo prolijo, en crear circunstancias y en utilizar métodos ciertamente refinados, con claro soporte en la utilización de los medios de comunicación de masas, el control sobre la legislación, el poder judicial, el sistema educativo, etcétera. Los mecanismos de interiorización que pueda tener un menor difieren sustancialmente de los de un adulto bien formado, e informado. En los menores, en sus primeros estadios, en sus primeras andanzas por estos mundos de Dios o del Diablo, según se mire, no vienen a actuar los mismos mecanismos que actúan en un adulto plenamente desarrollado, de ahí la necesidad de esa especial protección de aquellos. En estos menores, la principal actriz de su proceso cognitivo, de su devenir, es la imitación, algo que va a condicionar fuertemente su manera de ser en el futuro, hasta en gustos alimentarios, no comerá un niño o niña español los gusanos que comen los niños aborígenes australianos, o las arañas, del tamaño de centollos, asadas, que comen como golosina los niños de la selva amazónica, o las hormigas curuhuinse o mamasco, están ricas, por ejemplo, y el método empírico, prueba-error, fuego, malo, quema, pupa. De ahí que en educación de adultos manejemos problemas diferentes, sobre todo prejuicios adquiridos, estos se suelen manifestar claramente en ese: ¡Usted me va a contar a mí que llevo años en la profesión!, pues sí, le cuento, y se lo demuestro. Cuestión esta, la de la demostración, que muchas veces ni es posible ni requerida en un menor. Dos más dos son cuatro, por definición, esto se utiliza hasta en los niveles universitarios, dejando las cuestiones filosóficas, dos más dos pueden ser tres, para actividades doctorales.
Por otra parte, el menor, a priori, asimilará como verdad absoluta todo lo que provenga de las figuras que mejor conoce, por inmediatas, padre y madre, sobre todo esta última, por ser la que le satisface sus más básicas necesidades primarias, portarlo en sus entrañas, el contacto primario piel con piel con la madre, amamantarlo, etcétera. Sin perjuicio de que la figura paterna aporta al menor, o le cubre, otra serie de necesidades, tan vitales como las aportadas por la madre. Padre y madre han de aportar lo que sólo ellos pueden dar, de forma exclusiva, y compartir aquello a lo que ambos están capacitados, por igual, a dar. El menor que no vea cubiertas ambas necesidades es un menor castrado, así de simple. El menor mientras no desarrolle ese espíritu crítico, esa capacidad propia de un adulto más o menos plenamente desarrollado se creerá todo y es muy fácil, para una mente manipuladora, hacerle creer todo. Pueden seguir a pies juntillas lo que desde esa parte manipuladora les quieren inculcar. Como muy bien dice Rakhsun, el hecho de que la convivencia se reduzca a
niveles irrisorios refuerza esa condición que yo mencionaba, la del aislamiento, la de la unilateridad en el pensamiento, en manejo de masas y de la opinión pública tenemos un fiel exponente en el actuar gubernamental con respecto a los medios de comunicación, y en otros aspectos que vienen a reforzar el pensamiento único que se pretende inculcar, y no olvidemos que esto se hace con adultos, no con menores, mucho más manipulables.
El SAP, la manipulación o alienación parental existe. Negarla, como uno de los principales ingredientes, conduce al actual holocausto, no exagera pues Don Francisco Serrano en su calificación de holocausto, pues negar el problema conduce a no afrontar el mismo. Y detrás del problema no sólo se esconde esa manipulación, sino la también real posibilidad de quedar encubiertas otras posibles agresiones contra el menor. La aparición de una aversión profunda en un menor hacia uno de los progenitores, antinatural donde las haya, es motivo no de denegación de existencia de síndromes, o de manipulaciones, o de alienaciones, sino de una inmediata actuación que conlleve determinar las causas de la misma, siempre lesivas para el menor, ya sea porque exista esa manipulación o alienación, o bien porque responda a respuestas del menor frente a abusos, por ejemplo, de maltrato físico, o psíquico, incluidas agresiones sexuales, del progenitor objeto de la aversión. Pero esto hay que estudiarlo, urgente e indefectiblemente, no negarlo de entrada. Al igual que se niega la violencia de mujer sobre hombre.
Una vez más nos encontramos con que no interesan las verdades, ni en este ni en otros muchos temas, pues quien porta el estandarte de una ideología “fascistizada” es ajeno a la razón y huye, cual vampiro, de ajos y crucifijos, cuanto más de luces y taquígrafos, a menos que las luces y los taquígrafos los ponga el partido.
Por lo que respecta a la apreciación de Nazca32, que duda cabe, la manipulación y el abuso de menores es asexuada, esas propuestas de aquellos que defienden la morfología criminal, el que se pueda determinar la condición de criminal por el rostro, son una estupidez mayúscula, estupidez tan grande como decidir que por el hecho de ser varón ya se es criminal, esto implica la legislación española actual, prueba indiscutible de que el criminal es quien legisla. Lamentablemente, en nuestro reino, o reina la estupidez más absoluta o una banda de delincuentes organizados, mucho me temo que no haya más opciones.
Bien, pero no podremos esperar que un menor, aunque sea de 4 años crea, por ejemplo, que su padre no le quiere, por el simple hecho de que se lo inculque su madre, o viceversa. Una vez tenga la experiencia con el otro progenitor comprobará si cumple la condición o no. Esto va en la línea de su párrafo donde dice "El menor mientras no desarrolle ese espíritu crítico, esa capacidad propia de un adulto...". Efectivamente, por eso discuto sobre este aspeto del SAP, ese proceso evolutivo del desarrollo cognitivo del menor está activo y evolucionando por ello, creo que el menor, en sus experiencias con el progenitor con el se le quiere enfrentar comprobará si lo inculcado se cumple exactamente, parcialmente o no se cumple. Yo suelo poner el siguiente ejemplo: ¿Cuándo pensamos que un niño puede empezar a utilizar un vaso de cristal para beber agua? Cuando cumple 1 año, 2,3,4,5,6...? En mi opinión deberá empezar cuanto antes, desde que aprenda aguantarlo entre sus manos. Otra cosa bien distinta es que por garantizarnos el que no tengamos que estar pendientes de sus movimietos mientras bebe por si se le escapa de las manos, (prejuicios) decidamos darle el vaso a los 4 ó 5 años, cuando ya vemos que tiene suficiente destreza.
pedrocuz, dices "...creo que el menor, en sus experiencias con el progenitor con el se le quiere enfrentar comprobará si lo inculcado se cumple exactamente, parcialmente o no se cumple." La cuestión es que esa manipulación contra el otro progenitor consigue sus efectos a base de mensajes y actitudes reiterados y en el transcurso del tiempo, en años en ocasiones, y suele haber aliados en la familia del alienador, con lo cual se refuerzan los mensajes y actitudes alienantes. Coincidiendo al tiempo con periodos de incomunicación (telefónica y/o presencial) sirviendo con frecuencia el régimen típico de visitas dos dias a la quincena. La capacidad de objetivar y de pensamiento abstracto tiende a aparecer entre los catorce y dieciséis años (donde el menor sería capaz de discernir claramente lo que tu planteas: comprobar, contrastar, concluir...) pero la mayoría de casos toma su punto álgido entre los diez y doce años tras una evolución de años en casos de escasa comunicación o de un periodo drástico de incomunicación, siendo acelerado si existe un hermano mayor que ya esté alienado y sirva de ejemplificador al menor.
Si quieres ampliar conocimientos al respecto puedes leer, por su sencillez y ejemplos, el libro SAP de j.m. Aguilar.
Sí, José Ramón, en general estoy de acuerdo con los efectos del SAP pero, no podemos olvidar que cuando el menor está en compañía del progenitor contra el que se actúa, tiene una vivencia que reporta emociones, sensaciones. A esto es a lo que me refiero. Es un aspecto que interactúa en al SAP.
Dices, “…manipulación contra el otro progenitor consigue sus efectos a base de mensajes y actitudes reiterados y en el transcurso del tiempo, en años en ocasiones…”. Aquí es donde incido cuando hablo del proceso de desarrollo cognitivo del menor.
Por ejemplo, si al menor se le repite insistentemente desde una de las partes, llamémoslo, “Punto A”, que el otro progenitor no le quiere porque no le llama o porque pasa poco tiempo con él, cuando el menor se encuentra en el “Punto B”, o sea, con el progenitor contra el que se le quiere enemistar, tiene unas vivencias y estas, corroborarán o desmentirán lo que escucho en el “Punto A”.
Y la comunicación y la exteriorización de los sentimientos son elementos indispensables, aunque existan “…períodos de incomunicación telefónica y/o presencial…”. Me refiero a la comunicación cuando se está en compañía de hijo/a. Y ello, sin entrar a opinar, cuando se está con el menor, si la otra parte hace bien o mal. Esto es una valoración que debe hacer el menor por si mismo, no porque uno de sus progenitores critique los comportamientos del otro.
Ejemplo:
Imaginemos que el progenitor del “Punto A”, el alienador, inculca al hijo, que su padre no le cuida bien porque no le abriga para que no se ponga malito.
Hijo: “tu no me cuidas porque no me abrigas”
Progenitor “Punto B”: “¿Tienes frío?”
Hijo: “no”
Progenitor “Punto B”: “¿estás enfermo?”
Hijo: “no”
Progenitor “Punto B”: “¿ves que los niños que pasan por aquí tienen abrigo?”
Hijo: “no, solo algunos”
Progenitor “Punto B”: “¿quieres ponerte el abrigo?”
Hijo: “no”
Progenitor “Punto B”: “Bien, cuando tengas frío puedes pedirme el abrigo y te lo doy”
Progenitor “Punto B”: “Es importante abrigarnos cuando tenemos frío o cuando estamos enfermos”
El menor es el que debe valorar si lo que está recibiendo es bueno o malo. Daremos espacio para que vaya aprendiendo a responsabilizarse de lo que dice, hace o piensa.
Y así con todo lo demás.
Nunca hay que interrogarle intentando averiguar si las opiniones o pensamientos del menor son inculcados por la otra parte.
Lo más probable es que lo sea, pero debemos dejar un margen a la duda pues, los niños tienen mucha imaginación y pueden haberlo escuchado en otro lugar y de otras personas ajenas a él.
Siempre debemos estar expectantes por si se comenten irregularidades punibles desde la otra parte.
Es mí opinión.
En otra ocasión pondré más ejemplos.
Insisto, es sumamente importante la comunicación con los hijos y la exteriorización de los sentimientos, aunque el tiempo del que dispongamos (impuesto por el juez en connivencia con la madre), sea escaso.
Si no nos comunicamos abiertamente con los hijos y no le expresamos nuestros sentimientos, no podrá contrastar las manipulaciones que pudieran intentar desde el “Punto A”, y por tanto su decisión tendrá una tara que habrá permitido el progenitor que no se comunicó ni manifestó sus sentimientos al hijo/a.
Imaginemos que el hijo/a nos recrimina que le llamamos todos los días (recordemos que no estamos con ellos en el 80 por ciento de los días que tiene un año porque el dictamen judicial así lo consideró) y al parecer estas llamadas pudieran estar molestándole porque le interrumpen alguna actividad.
Sea esta crítica de nuestro hijo/a inducida por el progenitor custodio, o no, hay que darle la importancia justa, y sobre todo no pensar mal desde el principio. Recordemos que estamos hablando con un niño/a y no lleva maldad en lo que hace o dice.
Hijo/a: Oye, me llamas todos los días. Que lata…!!
Progenitor “Punto B”: Hijo/a, te llamo todos los días porque te quiero.
Hijo/a: Sí pero… todos los días?
Progenitor “Punto B”: Yo te quiero aunque no esté a tu lado. Por eso te llamo. Te siento más cerca.
Hijo/a: Vale pero… me interrumpes cuando juego.
Progenitor “Punto B”: ¿Siempre que te llamo estás jugando?
Hijo/a: No.
Progenitor “Punto B”: Bien. Entonces cuando yo te llame y estés jugando, me lo dices y no hablamos. ¿Te parece bien?
Hijo/a: Vale.
Progenitor “Punto B”: Te quiero. Un beso. Hasta mañana.
Con esto, nos quedamos en un punto intermedio. No dejamos de llamarle a diario y además, le damos a elegir los momentos en los cuales conversaremos, o no.
Y sobre todo, le hemos dejado claro que la llamada nos hace sentir mas cerca de ellos, ya que por imperativo legal no podemos disfrutar más tiempo juntos.
En muchas ocasiones, cuando el hijo/a hace este tipo de críticas al progenitor no custodio, son inculcadas por el progenitor custodio que, antes de descolgar el teléfono, lo comenta al menor para que este lo repita al progenitor no custodio.
Pero el progenitor custodio puede decirle al menor que el no custodio no está más tiempo con él porque no quiere, que se ha ido de casa porque quiere despejarse....el niño de seis años no sabe nada de leyes y no puede discernir que si el no custodio sólo pasa dos fines de semana al mes con él es porque la ley (y la parte custodia) así lo imponen, no porque el otro se haya ido de vacaciones permanentes, como a menudo se les inculca.
Es frecuente que el no custodio, muy políticamente correcto, no le haya explicado nada al menor de las ganas que tiene de pasar más días con él, no lo dice para no parecer débil y que el niño no se sienta triste, resultado, el niño sabe que está a gusto con el no custodio, pero, piensa que no pasa más tiempo con él porque se ha ido de casa para estar más cómodo....
Otras veces, la parte custodia le dice al menor que se queda muy sola y muy triste cuando se va los fines de semana con el no custodio, de manera que el menor siente remordimiento de tener afecto con el no custodio, porque quererle significa hacerle daño al otro que pasa la semana entera con él, esos remordimientos de dejar a la parte custodia "sola y triste" son muy dañinos, el menor se siente culpable de profesar afecto a ese no custodio que sólo está dos fines de semana al mes porque se ha ido de casa para estar más a gusto...
Aquí, como el no custodio sea politicamente correctísimo, nunca dé muestras de la pena que siente de no poder ver más a su hijo y nunca explique nada de lo que está pasando, la parte alienadora le mete unas cuantas trolas. Como decirle que le daba patadas en la barriga durante el embarazo (siendo totalmente mentira), a niños de seis años sí, el menor puede no creérselo, pero si un día el no custodio se enfada con él porque ha hecho una trastada, al verlo enfadado le puede venir esa imagen que la parte custodia ha puesto en su cabeza, tampoco es infrecuente que le diga que no se deje abrazar por su padre, que es malo, que es sucio, que a veces a los papás se les va la cabeza con las hijas porque hechan de menos a la mamá y no la distinguen...
Estas trolas tan exageradas pueden hacer dos cosas.
Surtir efecto, e inhibir gravemente el comportamiento del menor con el no custodio.
Después de llenar al menor la cabeza de imágenes horribles que alguna factura le pasarán (puede que tarde años en volver abrazar con normalidad a su padre), precipitar que al fin se sienta más alejado de ese custodio que le cuenta esas cosas tan raras.
Que la cosa tire en una dirección u otra depende de muchos factores, pero pongamos por ejemplo, que al no custodio le han puesto una orden de alejamiento por falsa denuncia, todos esos meses de no poder ver a sus hijos pueden jugar mucho en su contra.
Pedrocruz,
Fecha: 21/03/2010
Según se mire, vivirenpaz.
Las responsabilidades parentales no se pueden eludir, ni legal ni moralmente. En cualquier caso, siempre se puede solicitar por escrito a la juisticia que se obligue al padre a cumplir con todas sus responsabilidade, que podrá cumplir o no pero, quedará por escrito en papel oficial del estado y por ende, para futuras consultas y/o dudas de sus hijos.
Y me puede decir que ganan mis hijos con eso????
que me meta en papeleos y juicios, para que????
para confirmar aun mas que su padre no quiere pasar tiempo con ellos????
y con que pena me quedo yo???????
con mas aun que la que tengo?????
digame