tengo una hija de 9 años, y por motivos que aun desconozco hace un mes que no quiere venir conmigo porque dice que no se encuentra agusto en mi casa yo hablo y le pregunto porque motivo y no me da ninguno simplemente no estoy agusto en tu casa, su madre no ayuda nada encuanto al tema el día del cumplañaos de mi otra hija la madre le dijo que habia quedado con unas amigas y que se iba a quedar en su casa de su amiga a dormir y no podia ir por ese motivo cuando yo la volví a llamar le pregunte q tal el fin de semana le pregunto a su madre si se habia quedado a dormir en casa de su amiga.... que ella no se acordaba (la llame el martes) no se que hacer si la obligo a venir seguro que me monta un pollo a la puerta de su casa y yo no quiero q esto le afecte pero creo que la estoy perdiendo no se que hacer... gracias
Alex, no sé si te serviré de ayuda. Yo tengo un hijo de 4 añitos y todavía nos cuesta comunicarnos, es demasiado pequeño.
Yo, sí estuviera en tu lugar (no sé tu situación), trataría de hablar con ella, pero no por teléfono, me iría a algún sitio donde pudiese hablar tranquilamente cara a cara y por supuesto poniéndome a su altura para tratar de entenderla. Son edades muy difíciles y pueden ser tantas cosas por las que no quiera ir a tu casa. "Una posible pareja nueva", "una amiga", ó "sus propias amigas", "influencias", etc...
Debes averiguar el problema contado por ella misma, generarle ese estado de confianza de Padre e hija y a partir de ahí, tratar de solucionarlo de la mejor manera.
Yo aunque mi hijo es muy pequeñin, cuando está conmigo, hasta en el ascensor me agacho para hablar con él y mi relación se hace más llevadera mirándole a los ojos y compruebo si me entiende.
Puede que lacomunicación entre vosotros esté algo deteriorada ó tiene algún miedo ha decirte realmente loque le pasa.
Supongo, Alex, que tendrá un régimen de estancia y comunicación con la menor, recogido en convenio, el cual forma parte de una sentencia. Las sentencias están para cumplirlas.
En este caso concreto la madre no puede alegar que la hija tal o cual, ha de ser garante del cumplimiento de esa sentencia. Y la hija también ha de cumplir con la sentencia, aquí no valen los caprichos, de la misma manera que tiene que ir a clase. De lo contrario su hija pasará a formar parte del nutrido y nada selecto grupo de monstruos con dos patas que andan por las calles, rebosantes de hedonismo y ajenos a la palabra responsabilidad.
Luego, uno, se ve obligado a partirle la cara al angelito de turno y hacerle soltar la navaja con la que le iba a agredir, porque entre que sus padres ven anulada la corrección moderada por ley o no hacen uso de ella por sobreprotección, o por vendetas interparentales, y que, por lo visto, en España, la vida en vez de valle de lágrimas es el valle de Jauja, tenemos lo que tenemos.
Tener mano firme no significa ser un HP. Imponer disciplina hasta que se genere en el menor autodisciplina y tenga claras algunas cuestiones básicas para su propia supervivencia no es ser HP. Aunque como los padres no tengan claras estas cuestiones menos las tendrán los hijos, de padres gatos, hijos michinos.
A ver si espabilamos en este país de una vez, leñe, que ya es hora. Que teniendo cuatro cosas claras se conquista el mundo, pero cuando no las tienes vas xodido.
Y no crea, Alex, que no he pasado por principios de lo que le pasa a usted, lo que ocurre es que yo empecé con mejor pie y no soy amigo, ni de coña, de mis hijos, desde el principio. Marqué distancias y puse las cosas en su sitio, yo padre, tu hijo, o hija, no compi. Hoy mis hijos me dicen que me quieren, y sé que me quieren, porque soy padre y ejerzo como tal, no como mono de feria, que es en lo que por desgracia se puede convertir uno sin esa mano firme pero justa.
Aunque tenga que pasar por algunas situaciones desagradables, Alex, es necesario pasar por ellas, casi por narices, de lo contrario que Dios y la Virgen le pillen confesado, que su hija dentro de unos años le pega una puñalada por cambiarle de canal en la tele.
Estoy de acuerdo con las demás respuesta, la verdad es que mi situación se parece bastante a la tuya. tengo un hijo de 14 y una hija de 10, y la de 10 no quiere venir conmigo desde hace unas semanas, por que?? textualmente: " tu mujer (con la que llevo 8 años y que adora a mis hijos) me regaña y me obliga a ducharme y a comer cuando tu no estás, y ella no es de mi sangre ni es nadie para decirme a mi nada; además, aqui tengo que estudiar mucho cada tarde, y encima no tengo tele en mi habitación ni ordenador....y en casa de la mama tengo todo eso y mas!"
que hago?? la mato?? a esas edades son egoistas y miran sus intereses...la pena es que su madre solo quiere eso, que mis hijos se alejen de mi y no le importa que los medios que está usando (ser su amiga y no su madre, consentirle todo, dejarla navegar por internet y ver la tele sin supervisión, no estudiar lo suficiente, etc.), vayan a ser pésimos de cara al futuro de mis hijos....
yo también estoy desesperado, mi matrimonio se está resintiendo por que mi mujer se siente fatal, cada vez que hay cualquier pequeña cosa no es grato escuchar de mi hija: "ya verás cuando se lo cuente a la mama"...sabe que cualquier diminutez su madre la magnificará y le dará la razón y de verdad, está creando un monstruo! mi niña, que éramos uña y carne...de pronto no quiere verme.de momento se cumple la sentencia a regañadientes, pero no se hasta cuando podremos sostener esta situación, ni que hacer cuando esto "pete"; así que estoy igual que tu. leeré con atención las respuestas, pues hagan lo que hagan las mamás son hechos tan difíciles de demostrar que creo que tenemos bien poco que hacer al respecto, judicialmente hablando.
Yo empecé así y al final perdí a mi hijo. No quiero alarmarte, pero me da en la nariz que tu problema se llama SAP (síndrome de alienación parental). Infórmate bien. Te aconsejo que leas el libro de José Manuel Aguilar. Ojalá no sea eso, pero si lo es debes tomar medidas ahora que está comenzando.
Te lo digo de corazón, ojalá me hubiera enterado yo antes. Cuando me di cuenta ya era tarde.
Pulpopaul, las sentencias están para que las cumplamos nosotros. Si las mujeres las incumplen no les pasa absolutamente nada. Por otra parte, suelo coincidir contigo en tus comentarios, pero a lo mejor éste no es el momento para que Alex aplique la teoría de la mano firme.
Mucha suerte, Alex.
Con mi comentario, damas y caballeros, lo que pretendo es describir la actitud básica que hay que tener, en caso contrario, mal futuro se avecina. La solución a cada caso depende de cada caso, obviamente, pocas recetas se pueden dar, hay que estar ahí y actuar según las circunstancias, aunque con esa base general.
Creo que un menor no debe hacer lo que le venga en gana, ni se le ha de permitir, en muchas cuestiones. Aunque debemos reconocer ciertos derechos que van incrementando con su edad.
Creo que somos adultos y le damos cien mil vueltas a un menor.
En mi caso, e insisto cada quien ha de meditar sobre el suyo, yo tenía el mismo problema con mi segunda hija, argumentaba la madre que no quería venir como disculpa frente a incumplimientos del régimen de estancia. En uno de los juicios la madre metió en sala a nuestra hija, tenía más de doce años. El juez ordenó inmediatamente que saliera de la sala en primer lugar, después resulto ser condena para la madre con la argumentación, que yo mismo sustenté en sala, de que ella tiene que ser garante del régimen de estancia.
No dejé el asunto así, descubrí, que si había cierto fundamento en lo que decía mi hija, las visitas forzosas coincidían con días en que salía con sus amigas. Resultado, cuando me divorcie, estaba separado, mi hija no tenía mayor régimen de estancia que el que ella quisiera. Ahora ni bien piso el país me llama y viene cuando le apetece y con mucha mayor frecuencia que si nos ciñéramos a un convenio. Acerté al cien por cien en mis previsiones y apreciaciones. Me va muy bien en mis relaciones interpersonales con mis hijos, pero saben perfectamente que no permito que se pasen tres pueblos. Creo que de eso se trata, apretar o aflojar según proceda, pero jamás convertirnos en tristes monos de feria a merced de nuestros hijos, con ellos hay que manejar mucha psicología. Es como las pataletas que montan de pequeñitos, las del quiero esto, a mí sólo me lo hizo una vez mi hijo, ni caso, y ni más, aprendió rápido a ser razonable conmigo.
Pero todo esto, como decía, es un constante tomar el pulso a diario, es algo muy dinámico como para dar recetas, sólo valen ciertas normas generales que generan actitudes adecuadas, son una buena base para no caer en peores situaciones. Las respuestas no están, desde luego, en dejarles hacer lo que quieran, ni convertirte en dictador de tus hijos. Tampoco están en comprarlos con halagos y regalos, no va por ahí la historia. Un beso y un abrazo llenan tanto y marcan tanto positivamente como un no rotundo, pero en su justo momento. Hay que saber en gran medida también negociar con los hijos, y tras el arte de la negociación hay mucho de exigencia y de cesión, incluso radicales, sin temor al qué dirán.
A pesar de los pesares, a pesar de que ser padre en este país tienda a quedar en la más mínima expresión, ni les cuento como hombres, se puede hacer mucho, es ponerse a ello. Y se lo cuenta alguien que ha derribado más de una torre, más de las que puedan imaginar. Un padre que no sabía más de derecho que muchos de ustedes ahora y acabó levantándose en sala antes de iniciarse el juicio y se puso a introducir cuestiones previas solicitando que consten en actas, provocando inmediatamente la suspensión del juicio. Un padre capaz de modificar las actuaciones de más de un centro público de enseñanza en relación a padres separados, divorciados o similares. Un padre que ha forzado al SOJ a proveerle de asistencia letrada por mandato judicial. Un padre cuyo convenio de divorcio, hoy sentencia, lo redactó el mismo a pesar de su abogado. Se puede, que cuesta un huevo y la mitad del otro, y no económicamente, también es verdad, pero la causa, nuestros hijos, lo merece.
Es muy difícil ser padres en muchas cuestiones, pero lo que suele marcar el camino correcto es que, en ese proceso, en ese intento donde jamás se alcanza la perfección, los padres enseñan a los hijos y los hijos a los padres. Y siempre tengan en cuenta otra cuestión muy básica, respetos guardan respetos, en la misma medida en que se exige se da.
te deseo toda la suerte del mundo yo perdi a mis dos hijos asi,el padre y su familia los minaron y se los llevaron a su terreno yo ya llevo 3 años sin saber nada de ellos,eso si,,,sigo pasando manutencion,, mucha suerte.
Mi ex hizo lo propio con mi hijo....... cuando hablaban por teléfono, a pesar de ser tan pequeño, el padre le decía a mi pequeño: "nosotros somos tu única familia".... eso sabiendo que yo oía la conversación, le preguntaba, cuando a penas sabía hablar: "dime si están con algún hombre, cómo se llama...". Después de quitarme a mi niño durante semanas, mi hijo vino con la obsesión de que en mi entorno le pegaban, porque papá y la abuelita se lo habían dicho...."papa dice que la abuela me pega en la cabeza" Malditos capullos, aquellos padres y madres que quieren tan poco a sus hijos como para joderles su felicidad para todo su vida con el único fin de satisfacer su propia mierda.
Alex00, yo he tomado una determinación, por lo pronto para mi hijo su papá es lo mejor del mundo y no dejare de decírle lo bien que se lo pasará con el cuando le toca irse. Cuando vuelve no le pregunto mas que: "lo has pasado bien con papi???", también le digo cosas como "papi te quiere mucho" . Observaré desde lejos cómo actúa mi hijo por si tengo que tomar medidas, pero no voy a destrozar su pequeña mente, le quiero demasiado como para eso, quiero su felicidad y parte por tener su sus cimientos bien sólidos
Exacto, Una Mami.
Eso es lo que se debe hacer. Y no bufar nunca contra tu ex porque, aunque el niño no esté delante, puede oir la conversación desde la habitación de al lado.
A todo se acostumbra uno. Hasta que a una hija a la que desde bebé y viviendo a 1.700 km. de distancia te la trajeras cuando te correspondía, la mimases, la cuidases, la quisieras... de repente llegara el día (con 9 años) que ya dejaras de interesarle. Ahora tiene 16. 7 años sin contacto de ningún tipo consentido por su ¿madre?. Sigo pagando. Debería haber algún procedimiento por el cual si tú no les interesas a los hijos (pasan de tí), uno pudiera también pasar de pagar como justiprecio al daño moral infringido. Leche de justicia!!!