- ¿Está de acuerdo con la resolucion del Tribunal Constitucional sobre la Ley de la Violencia de Género?
-Está claro que soy una luchadora en el campo de la mujer pero, aunque la acato, no comparto la visión del Constitucional sobre esta ley, porque establece una discriminación en base al sexo y al parentesco. Me explico, cuando, como resultado de una agresión, se producen lesiones que requieren una única asistencia médica, el hecho es una falta (una infracción menor castigada con una pena leve). Pero, si esa misma lesión se causa a un familiar o a la pareja, se castiga como delito con pena de cárcel y de alejamiento. Otra desigualdad es que, si una pareja tiene una pelea y se agreden mutuamente y se causan el mismo tipo de lesiones, el varón tendrá una pena más grave que la mujer y eso no me parece adecuado. Si por ejemplo interviene una amiga, y el hombre agrede igual a la amiga que a su pareja, la agresión a la amiga es una falta y los golpes a la pareja constituyen un delito. Esta ley tiene como objeto proteger a la familia y a la pareja. Eso sí, en la legislación ha habido cosas positivas como el apoyo a las mujeres maltratadas. Pero, que a igual acción y a igual resultado, la respuesta punitiva de la ley sea diferente, no lo veo justo. También en muchos supuestos la ley responde de manera demasiado dura. Llegan a ser delito cosas difíciles de probar como un simple empujón y eso puede dar lugar a denuncias no muy reales y en otros casos que las mismas mujeres se arrepienten de denunciar cuando son conscientes de las consecuencias penales, entre ellas el alejamiento obligatorio entre la pareja y la pena de prisión para el culpable. No se dan cuenta cuando denuncian que la maquinaria de la Justicia se pone en marcha ya no se puede parar.
Lne.es » Gijón 08/06/2008
«No comparto la ley de violencia de género, ya que establece discriminación por sexo y parentesco»
«Nuestro sistema judicial propicia, en ocasiones, la soledad del fiscal, que se ve obligado a seguir los procesos sin acusación particular»
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Rosa María Álvarez comenzó a ejercer como fiscal a sus 25 años en Bilbao. Posteriormente se trasladó a Oviedo, donde fue nombrada delegada de extranjería y encargada de delitos económicos. Durante los próximos cinco años será la primera fiscal jefe de área de Gijón.
Román GARCÍA
El próximo día 13 se cumplirán tres meses desde que Rosa María Álvarez tomara posesión como fiscal jefe del área de Gijón. En este corto período de tiempo, ha comenzado con éxito los cambios en el ministerio público. A su cargo figuran otros 12 fiscales que trabajan en la ciudad. Rosa María Álvarez consiguió aprobar las oposiciones con 24 años y ahora, desde la reforma en los órganos fiscales, es la jefe de los funcionarios que trabajan en una ciudad con dos secciones de la Audiencia Provincial desplazadas y una gran carga de trabajo judicial.
-¿Por qué decidió ser fiscal?
-Cuando me matriculé en la Universidad había pocas carreras y, por lo tanto no demasiadas opciones, por lo que me decanté por el Derecho. Al acabar los estudios no tenía ningún apoyo en el mundo de la abogacía. Mandé algunos currículum a empresas pero no salió nada, por lo que me planteé hacer oposiciones a judicatura, y con 24 años conseguí llegar a ser fiscal. En este trabajo no tienes mucha relación directa con los particulares que acuden a la Justicia, al menos no tanta como los abogados que tratan con sus clientes a diario, pero nuestra función es imprescindible en el sistema judicial. El problema es que cada vez hay más temas y muy diferentes en los que intervenir.
-¿Qué valoración hace de los tres primeros meses al frente de la fiscalía de área de Gijón?
-Cuando llegué a la fiscalía de área ya había un precedente: la sección desplazada que funcionaba en la ciudad. Lo primero que hice fue reorganizar el trabajo de los fiscales, redistribuirlo y hacerlo más racional. Lo que intento es que el fiscal no esté disperso, que se adscriba a una materia o a un Juzgado lo más posible, dependiendo de las preferencias de cada uno en lo que se pueda. También hubo que introducir y potenciar especialidades como la violencia de género , seguridad vial, familia, contencioso y laboral y cooperación internacional, que es la mía. Son materias que no son ni exclusivas ni excluyentes porque en fiscalías pequeñas hay que hacer un poco de todo. Somos una plantilla de 13 fiscales, con 8 funcionarios para encargarnos de penal, civil, familia, contencioso y laboral de Gijón y Villaviciosa.
-Esa tarde me sonó el teléfono móvil y me pasaron con el ministro de Justicia. Yo estaba jugando al golf y pensé que era broma por lo que, al principio, le seguí la corriente. Estuvimos hablando un rato hasta que le pregunté si de verdad era el Ministro, me dijo que sí y que estaba felicitando personalmente a todos los compañeros nombrados fiscales jefes. Le di las gracias y me pareció un detallazo.
-¿Qué hace el fiscal en el Registro Civil?
-Tiene una parte muy importante que realizar como controlador de los expedientes, por ejemplo para evitar matrimonios en fraude de ley, como los llamados «blancos», en los que una persona extranjera se casa con un español con la única finalidad acceder a la residencia y, después, a la nacionalidad. El fiscal tiene que comprobar que ese matrimonio sea correcto.
-¿Costó mucho trabajo empezar?
-El estatuto regulaba de manera muy clara que en ciudades con el volumen de trabajo de Gijón y con dos secciones de la Audiencia Provincial desplazadas se iba a establecer una fiscalía de área. Por lo tanto era obligatoria la creación. La sección que había antes no funcionaba de manera autónoma porque dependía directamente del fiscal jefe de Oviedo, si bien el fiscal más antiguo realizaba labores de coordinación. No obstante fueron necesarios ajustes. Para empezar realizamos un cuadro de servicios para que los fiscales puedan cumplir todas sus funciones y estar presentes en los procesos, lo que considero muy importante. Los funcionarios los posicionamos donde deben estar, al lado del fiscal. Estamos empezando y tenemos que ganar experiencia. Además, no hay nada escrito, cada fiscalía tiene su forma de trabajar. Hay que optimizar recursos y esfuerzos para ofrecer un mejor servicio a los ciudadanos de Gijón.
-¿Y cómo va el trabajo en Gijón?
-Los funcionarios y los fiscales que trabajan en Gijón son gente muy trabajadora. Pero el problema es que hay mucha carga de trabajo. Después de la huelga en los Juzgados, se han establecido horarios extra a modo de refuerzo para que los funcionarios puedan trabajar más y sacar todo el retraso, pero así como en los Juzgados pueden trabajar todos los funcionarios, en fiscalía sólo el 75 por ciento. Esto nos acumula mucho trabajo, porque la fiscalía es el paradero de mucho papel y nos genera bastante atasco.
-La seguridad vial y la violencia de género surgen con nuevas leyes pero no hay Juzgados específicos, quizá con La Bohemia...
-Personalmente estoy muy ilusionada con la nueva sede judicial para Gijón, traerá más espacio y mejores medios. Los planos están a punto de salir y el proyecto está en marcha. Nos gustaría que nos los enseñaran antes de que se presente de manera oficial para que lo podamos valorar. Los metros cuadrados tienen muchas formas de distribuirse y tenemos que buscar la manera de distribución que nos resulte útil y que cumpla nuestras necesidades. La sede en la que estamos ahora mismo está mal distribuida. El primer día que la visité me decepcionaron las instalaciones. Los funcionarios estaban trabajando en un pasillo porque no tenían más sitio. Desde la Consejería están tomando ideas de ciudades como Vitoria o Valencia, que tienen sedes judiciales punteras. En Villaviciosa también se va a construir un nuevo Palacio de Justicia en una parcela céntrica y adecuada.
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- ¿Está de acuerdo con la resolucion del Tribunal Constitucional sobre la Ley de la Violencia de Género?
-Está claro que soy una luchadora en el campo de la mujer pero, aunque la acato, no comparto la visión del Constitucional sobre esta ley, porque establece una discriminación en base al sexo y al parentesco. Me explico, cuando, como resultado de una agresión, se producen lesiones que requieren una única asistencia médica, el hecho es una falta (una infracción menor castigada con una pena leve). Pero, si esa misma lesión se causa a un familiar o a la pareja, se castiga como delito con pena de cárcel y de alejamiento. Otra desigualdad es que, si una pareja tiene una pelea y se agreden mutuamente y se causan el mismo tipo de lesiones, el varón tendrá una pena más grave que la mujer y eso no me parece adecuado. Si por ejemplo interviene una amiga, y el hombre agrede igual a la amiga que a su pareja, la agresión a la amiga es una falta y los golpes a la pareja constituyen un delito. Esta ley tiene como objeto proteger a la familia y a la pareja. Eso sí, en la legislación ha habido cosas positivas como el apoyo a las mujeres maltratadas. Pero, que a igual acción y a igual resultado, la respuesta punitiva de la ley sea diferente, no lo veo justo. También en muchos supuestos la ley responde de manera demasiado dura. Llegan a ser delito cosas difíciles de probar como un simple empujón y eso puede dar lugar a denuncias no muy reales y en otros casos que las mismas mujeres se arrepienten de denunciar cuando son conscientes de las consecuencias penales, entre ellas el alejamiento obligatorio entre la pareja y la pena de prisión para el culpable. No se dan cuenta cuando denuncian que la maquinaria de la Justicia se pone en marcha ya no se puede parar.
-En algunos procesos da la impresión de que el fiscal se encuentra demasiado solo...
-La mayoría de casos en los que no hay acusación particular el fiscal está solo. Nuestro sistema judicial propicia, en algunas ocasiones, esa soledad. El proceso penal se pone en marcha con una denuncia y luego, aunque el perjudicado se arrepienta o pierda el interés, el fiscal tiene la obligación de sostener la acción penal como ministerio público y garante de la Ley. En materia de violencia de género, por ejemplo, sería bueno establecer un sistema dispositivo de manera que, si la mujer no quiere presentar cargos, se pueda archivar la denuncia. Pero, personalmente, creo que la soledad de verdad es la que tiene que sufrir el juez que tiene que decidir.
con lo que ha salido últimamente en los medios sobre la forma de actuar de la Presidenta del TC queda muy claro que la injusticia impera en España, luego además el corporativismo de los cuerpos judiciales hace que unos y otros se tapen. Quien juzga a los jueces?
Es todo muy fuerte, muy poca justicia veo yo, yo he vivido con mis propios ojos como la ex de mi marido, le pegaba una patada en los H...s recien operado, con una lesión de volversele abrir las heridas, con moratones y arañazos e insultos en un lugar publico y la LEY ni siquiera lo ha ayudado, si nó la pena minima que le ha caida a su ex es pagar durante dos semanas 6€ todos los días, por injurias NO HAY DERECHO!! DONDE ESTA ESA IGUALDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS?? Y con lo que sale en los medios de comunicación... es que no hay derecho a soportar más cosas como estás...
Por lo que he visto, la justicia en españa está mucho peor que en la época de la dictadura.
Ahora, también hay una dictadura. La gente sólo puede escribir en blogs, chats, y parecido. Por eso tienen tanto éxito. La gente está sola, aislada, indefensa, perdida. Y los delincuentes, riéndose de la gente honrada.
Pero una vez más, hay que insistir en esto que, a fuer de obvio y de sentido común, que parece estar perdido por la machacona propaganda del sistema ( efecto Denisovich ):
LOS DERECHOS NO SE PIDEN, SIMPLEMENTE SE EJERCEN.
Y si alguien te lo impide, hay que tirar la barrera. Y si no se tienen fuerzas suficientes, hay que recabar refuerzos.
Aunque la batalla sea larga ( yo estoy en ello desde 1992 ).