Ayer, en el “rastro” de entre los recuerdos floridos encontre un libro, editado en 1960
Verificación de Balances de E.G.Snozzi.
Me ha gustado leer el PREFACIO. Actuar bien y dar la debida cuenta de todo, es la perfección; actuar mal y no rendir cuentas debidamente, es el abismo.
Y extractaré algunas líneas que le siguen:
Al releer el más antiguo Tratado contable que se conoce, el que Luca Pacioli redactó a finales del siglo XV y que destinó “en su modestia a los ignorantes”, pienso que si el monje filósofo hubiera previsto el prodigioso desarrollo que en el futuro habría de tener la ciencia de las cuentas habría recogido en su Summa de arthmetica, geometría, proportioni e proportionalita, las primeras reglas de verificación de cuentas..
Es solo en 1721, al parecer, cuando la “manera de puntear los libros” se expone en el Traité des parties doubles, de Barréme, publicado “con aprobación y privilegio del Rey”
El libro, eminentemente enriquecedor permite recordar que,, ya se constituía como un arte que instrumentalizaría la transparencia de las cuentas que hacemos los hombres.......
Han pasado trescientos años y nosotros, los españoles hemos ido paulatinamente “inventando” diversos sistemas que sirven, para eso............ para eso que todos sabemos.
Cuando estuve de secretario por un problema de moroso, el moroso me pidió el libro de actas para realizarse fotocopias, yo no tenía ningún problema en darselo pero como temía que pudiese volver deteriorado o con hojas de menos, opte por recurrir a las miserias humanas la bagancia, al moroso le llevé el libro y una fotocopia de todas las hojas incluidas las blancas para que las firmases todas y acompañado de un escrito en el cual se comprometía a devolver el libro en las mismas condiciones que lo recibía si lo devolviese en malas condiciones o con hojas de menos se le denunciaría pidiendole daños y perjuicios, con tal de no molestarse en firmar todas las hojas aceptó las fotocopias sin protestar y muy modosito.
Saludos